La mitad de lo que hemos vivido hace más ruido que el ruido de un cañón. Y un corazón de hielo herido se ha derretido en su colchón. Medicina alternativa, tu saliva en mi saliva… Es física o química.
Así dice la letra de la canción que ha sido la cabecera de la serie, y resume perfectamente el alma de la serie. En ‘Física o Química’ han pasado miles de cosas que sí, hacen tanto ruido, y los principales ingredientes del cóctel han sido corazones heridos y saliva, mucha saliva. Anoche se despidió ante un 12,2% de la audiencia una de las series que, nos guste o no, más han marcado la ficción televisiva de los últimos años.
‘Física o Química‘ devolvió a la pantalla las historias de adolescentes que estaban un poco olvidadas en la ficción de nuestro país, resucitando el éxito pasado de productos como ‘Compañeros’ o ‘Al salir de clase’, y bajo su estela han intentado fructiferar con poco éxito otros como ‘18’ o ‘Un golpe de suerte’. Sin embargo la que ha triunfado ha sido la serie de Cabano, Fer y compañía, y si lo ha hecho ha sido por algo. Ha sabido conectar con un público que se ha sentido reflejado, y aunque hayan tenido cosas muy salidas de madre, también han enseñado una realidad, que por raro que nos parezca es algo similar a lo que han mostrado.
Una serie de éxito
Antes que nada, he de decir que fui seguidor de la serie durante varias temporadas. Confieso que comencé a verla con total escepticismo, esperándome lo peor, pero acabé enganchado. Vale que no es la mejor serie del mundo, y que la mayor parte del tiempo no puedes tomártela muy en serio, pero eso no quita su mérito fundamental: es muy entretenida. Sí, hay momentos locos e inverosímiles, y algunos personajes se llevan hasta la caricatura del estereotipo, pero también ha habido personajes bien construidos, tramas cercanas y algunos diálogos muy divertidos.
Recordamos ahora con nostalgia a ‘Compañeros’, pero ‘Física o Química’ ha conseguido alejarse un poco más de la moralina con la que venía cargada su predecesora, ha mostrado una visión más cercana a la de los chicos de instituto y ha sido muy valiente a la hora de abordar todo tipo de temas, incluido el sexo. Lo dicho, no es una obra maestra, pero lo importante es que si te ponías a verla no te aburrías.
Otro gran punto a favor que ha tenido la serie ha sido el apostar por actores noveles y jóvenes. Adiós a las mismas caras conocidas de siempre que con treinta años intentan hacerse pasar por chicos de diecisiete. Los espectadores sienten más creíble ver a chavales con cara aniñada y cuerpo en construcción, adolescentes de verdad, representando a adolescentes, que a un Alejo Sauras treintañero con una tableta de chocolate de años de gimnasio. El problema era que, al principio, las interpretaciones dejaban bastante que desear pero, afortunadamente, con el paso de los años muchos evolucionaron bastante bien.
Hemos pasado de una Angy que apenas vocalizaba a una actriz bastante solvente, o a otros como Javier Calvo o Andrea Duro que también se han desarrollado muy bien como actores. Así, ‘Física o Química’ se ha convertido en la cantera de los jóvenes actores de esta generación, como en su día fue ‘Al salir de clase’. No en vano, nadie habría apostado por que una actriz de aquella serie fuese a ganar un Goya años después y así pasó. Así que no nos extrañe que alguno de los chicos de ‘FoQ’ den la sorpresa.
Pero además, ‘Física o Química’ no sólo ha sido un éxito de audiencia y una fórmula de éxito contrastada, sino que ha supuesto un fenómeno fan incomparable en nuestro país. Probablemente no se veía surgir de una serie un fenómeno así desde ‘Un paso adelante’. La serie ha movido masas por las redes sociales y ha visto cómo muchísima gente arropaba sus preestrenos en cines como si de estrellas de cine se tratase, e incluso han tenido una revista propia. Y no sólo hemos tenido ‘Física o Química’ en Antena 3, sino que además sus reposiciones han llenado durante mucho tiempo las tardes de Neox, en un bucle que ha dado decenas de vueltas. De hecho, se comenta que la serie podría tener continuidad en este canal. Y por si fuera poco, la serie también ha salido de nuestras fronteras, emitiéndose en versión doblada en Francia e Italia, y realizándose una adaptación en la televisión rusa.
Una fórmula agotada y un final anodino
Como decía, seguí la serie varias temporadas. Me enganché en la segunda, vi la primera con retraso y seguí las emisiones hasta la quinta, que fue donde la dejé. Y anoche me volví a reencontrar con la serie para vivir el capítulo final y tuve sensaciones encontradas. El episodio me gustó aunque no me pareció gran cosa. No fue un final espectacular ni muy emotivo. También es verdad que a muchos de los personajes ni los conocía, y otros como Vaquero poco me dicen.
Lo que sí noté es que la serie seguía tal como la dejé, para lo bueno y para lo malo. Seguía con el mismo ritmo y una ejecución visual acertada, seguía siendo amena y contando el mismo tipo de historias con el mismo tipo de personajes. Y ahí está el quid de la cuestión. ‘Física o Química’ es una fórmula de éxito que se ha agotado y tal vez no ha sabido reinventarse. Noté en los nuevos personajes atisbos de otros anteriores (Daniela una marginada tipo Alma, Enrique un director malvado tipo Martín…), y las mismas historias sentimentales vividas en otros personajes. Y además eran menos carismáticos que sus predecesores.
La tensión sexual no resuelta es la base de casi todas las ficciones, y en ‘Física o Química’ las han sabido llevar bien a veces (yo era muy fan de las historias de amor/desamor de Irene y Blanca), pero han caído en la repetición, y eso no es bueno. Precisamente en la temporada en que dejé la serie, ya tuvimos un déjà vu con el triángulo formado por Verónica, Vaquero y Berto, que recordaba a otros anteriores. Y esa es la sensación que tuve al volver a ponerme frente a la serie, que la fórmula volvía sobre sí misma.
Con respecto al final propiamente dicho, no me pareció gran cosa. Lo de que el malvado director quiere vender el colegio anteponiendo el dinero a las personas, también me sonaba manido y muy visto, intentando provocar una cuenta atrás, un cierre que finalmente quedó en nada para dejar abierta la posibilidad de retomar la ficción en Neox. De forma acelerada vimos cómo todas las tensiones sexuales se resolvían, en una apoteosis de amor en la que todos tenían su final feliz. Y tuvimos reunión de antiguos personajes pero tampoco fue todo lo emotivo que podría haber sido. Fue bonito volverlos a ver, sí, pero no dio mucho de sí. Al menos no recurrieron a un sueño de Resines para retomar viejos personajes.
Lo mejor fue que las últimas en aparecer en pantalla fuesen Yoli y Olimpia, los dos únicos personajes aún que quedaban de los que comenzaron la serie. Un final que intentaba ser lacrimógeno pero que podría haber sido más emotivo, y una puerta que se queda abierta a una posible continuidad.
¡Vaya Tele! | ‘Física o Química’ o cómo las nuevas generaciones no consiguen salvar una serie desgastada