Tres, dos, uno, cero. La expectación dejó paso a la primera gala de ‘El número uno’, un programa que esperábamos con ganas. Y eran precisamente esas ganas el primer elemento que jugaba en contra del programa. Al igual que ocurre con una película recomendada por todos tus amigos y que no le encuentras la gracia cuando vas a verla, nos habían dicho tantas veces lo espectacular que era ‘El número uno’ que ahora quedaba comprobar si el resultado hacía justicia.
Tras un inicio descafeinado, en el que esperábamos algo más sorprendente (un número musical protagonizado por los cincos miembros del jurado, por ejemplo), Paula Vázquez volvía al prime time de la televisión nacional en un programa en el que se sentía cómoda desde el primer minuto. Parece que la presentadora gallega ha acertado cambiando de cadena, en un momento en el que Antena 3 necesitaba caras nuevas para cambiar de registro. ‘El número uno‘ arrancaba con un solo objetivo: devolver el protagonismo a los concursantes y olvidarse de polémicas y malos rollos que buscan el morbo en estado puro.
Y lo ha conseguido. Lo primero que hay que agradecerle a ‘El número uno’ es que haya conseguido dar todo el protagonismo a los concursantes, pero no por sus historias o sus enfrentamientos (ni siquiera nos han saturado con sus presentaciones) sino por sus actuaciones. Gracias a un magnífico casting (el que nos prometieron), ‘El número uno’ consigue que el espectador vuelva a tener interés por lo que es capaz de mostrar una persona encima de un escenario, dejando a un lado cualquier tipo de valoración destructiva por parte del jurado. Es cierto que hay nivel en el programa y eso se ha agradece después de que tantos talent shows nos hayan hecho creer en el pasado que ya lo teníamos todo visto.
Una parte importante de ‘El número uno’ recaía en el jurado, inexperto en esto de juzgar las actuaciones de otros, algo que se ha notado en el desarrollo de la primera gala. A los cinco componentes de ‘El número uno’ les falta asimilar el papel que les ha tocado y les sobra algo de peloteo, al igual que deben creerse eso de que en ellos recae parte fundamental del éxito que pueda alcanzar el talent show. No hace falta crear polémica, ni hundir a los participantes, pero no estaría mal que el jurado demostrara las tablas que se les supone para dar algo de espectáculo, ya sea protagonizando un número musical al inicio del programa o dando su opinión sobre las actuaciones de los concursantes.
Porque ‘El número uno’ todavía necesita pulirse, sobre todo cuando las galas sean en directo, algo más que necesario en este tipo de espacios. El hecho de que el primer programa haya sido grabado le ha hecho perder algo de frescura y quizá algo de emoción. Al igual que ocurría con ‘Tu cara me suena’ o con cualquier otro talent show emitido en el pasado, siempre es una mejor opción optar por una gala en directo, algo que podremos comprobar a partir de la semana que viene. También necesita pulir su mecánica o al menos explicarla a la audiencia. Después de la primera gala no sabemos qué va a pasar con el resto de los 100 concursantes ni cómo se va a ir eligiendo a los que pasaron en la primera gala, aunque todo indica que se va a convertir en una especie de ‘Operación Triunfo’ donde cada semana haya nuevos expulsados.
Lo bueno que tiene ‘El número uno’ es que el éxito que alcance dependerá de sí mismo. Por mucho que contraprograme Mediaset o por muchas jugarretas que se lleven a cabo en los programas de Telecinco, ‘El número uno’ tiene la oportunidad de quedarse con la audiencia, limando los defectos de su primera gala y demostrando que, de verdad, quieren ofrecernos un programa donde la música brille por encima de todo. La expectación ya ha terminado. La espera también. Ahora solo queda disfrutar con lo que nos tienen que ofrecer los concursantes de ‘El número uno’ que, visto lo visto en la primera gala, nos puede dejar con la boca abierta.
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