En Antena 3 se las prometían muy felices con el talent show ‘El número uno’. Hasta hace un tiempo, parecía que una maldición pendía sobre ellos, en cuanto a realities se refiere y que no eran capaces de acertar con el formato. Pero el inesperado éxito de ‘Tu cara me suena‘ les dio nuevas esperanzas. Sí era posible hacer un espectáculo musical que además fuese un concurso que además permitiese a los espectadores generar simpatías por los participantes y gastarse los euros en votarles.
Además, la cosa empezó muy bien. Ya hablamos mucho sobre el estreno, sobre cómo Telecinco intentó morder trasladando la gala de ‘Gran Hermano’ al lunes y cómo no logró su objetivo. El 27 de marzo, con su primera gala, ‘El número uno‘ fue líder, con un 20’8%. Pero después, las cifras han ido bajando, y el pasado día 30 de abril la cosa estuvo en un 15’7%. Ahora muchos aseguran que Mediaset ha conseguido triunfar en su empeño de fastidiar al programa de Antena 3. Pero, si durante las dos primeras semanas logró vencer a su rival, ¿no sería más práctico fijarse en cuáles son los posibles problemas del programa de Paula Vázquez en vez de en las “virtudes” de ‘Gran Hermano‘?
Tanto se han empeñado en Antena 3 en gritar a los cuatro vientos que ellos abogan por la televisión familiar y blanca que tal vez se hayan caído del otro lado del burro. En ‘El número uno’, vemos el vídeo semanal del concursante, vemos la actuación del concursante y, acto seguido, vemos una disputa entre los miembros del jurado por quién es el que más piropos le regala al concursante. Personalmente, agradezco que se alejen del jurado estilo Risto, con malas palabras y malas pulgas, pero un poquito de crítica al juzgar las actuaciones también estaría bien, crítica constructiva, pero crítica. Si apuestas por un formato, que no te dé luego vergüenza de él.
‘El número uno’ es un empacho de buenrollismo. Mucho se esperaba de un jurado plagado de estrellas musicales, con una carrera firme a sus espaldas, pero sus “profesionales” aportaciones incluyen incluso el tirarle los tejos a los concursantes porque “tú estás muy rico, papi”. Casi que el que mejor lo hace es Bustamante, el único que sabe lo que es un reality musical. Tantas buenas palabras pueden tener incluso el efecto contrario, dar la impresión de condescendencia hacia unos chicos, qué majos ellos, que quieren ser cantantes, qué bonito es eso. De hecho, que ni siquiera nominan, sino que “blindan”, salvan a sus favoritos. Algunos podrían pensar que es un poco hipócrita: soy tan bueno que no te señalo con el dedo, simplemente, aparto la vista.
Y puede que la cadena se haya dado cuenta de este problema de edulcoración: en las promos de la última gala, Antena 3 se ocupó de sacar los cortes de voz en los que Bosé aseguraba que se entraba en la parte más dura del concurso, y que todo se iba a volver más competitivo. Y, en la última gala también, vimos con un pie fuera a los dos candidatos que más se identifican con ese público familiar: la niña y el abuelo. Por último, en un programa donde lo mejor son los concursantes y lo peor, el jurado, Antena 3 no puede perder de vista ciertas premisas que nacieron con los realities de Telecinco y que son difíciles de cambiar: muchas veces, el público vota y salva al chico guapo y no precisamente a ‘El número uno’.
En ¡Vaya Tele! | ‘Gran Hermano’ vs. ‘El número uno’: la rivalidad se acentúa