Son las 22:35 (ya se sabe que las cosas nunca empiezan cuando dicen), termina ‘El Hormiguero‘ en Antena 3 con un invitado al azar y Pablo Motos haciéndose notar. Pablo nos pide que no nos vayamos porque a continuación emitirán tal serie, en este caso del que voy a hablar se trata de ‘Sherlock‘, escrita por Steven Moffat y protagonizada por Benedict Cumberbatch y Martin Freeman. Una serie en general muy recomendable a pesar de su corta duración por lo que en mi casa la íbamos a ver.
Corte de publicidad, y el típico adelanto de la serie. Bien, correcto. Otro corte y segundo avance de la serie, mucho más largo que repasa todo el primer episodio de la serie, ‘Estudio en Rosa’. De repente veo que no solo está la presentación de los personajes, chascarrillos varios y demás cosas típicas de las promos sino que también me han dicho completamente quién es el asesino. Muestran al asesino, hablando con Sherlock en una de las últimas escenas del episodio, junto con claras pistas sobre su profesión. ¿Pero qué coj…?
Llegados a este punto quiero aclarar una cosa: yo vi este episodio hace un tiempo, es decir, sé cómo se resuelve este primer episodio… y quizás por eso vi tan obvio este pedazo de spoiler en dicho adelanto del episodio. Pero por más que le dé vueltas a la cabeza no dejo de pensar en que uno que se haya sentado “virgen” a ver ‘Sherlock‘ también se haya percatado de quién es el asesino. Por no spoilear el episodio (todavía se está emitiendo) digamos que sale primero el asesino diciendo “sí, yo lo hice de tal manera” y a continuación sale la imagen de una pescadería iluminada de manera siniestra. No hace falta ser muy listo para deducir que el asesino es el pescadero (sustituyase pescadería por lo que realmente es, claro).
Lo peor de todo es que no es la primera vez que pasa no solo eso sino que es un mal endémico de las cadenas de televisión. Estoy personalizando esto en Antena 3 y su emisión de ‘Sherlock’ porque es donde he estallado, pero esto pasa día a día tanto en Antena 3 como en Telecinco y en Cuatro. Te tragas avances superlargos (algunos superan los diez minutos) y te dejan con la sensación de haber visto todo el episodio, total que a otra cosa mariposa, a hacer cosas más productivas.
Está bien, y es necesario, ofrecer un pequeño avance del episodio que vas a ofrecer a continuación, porque así atrapas a los que duden de ver o no el episodio. Pero no tiene sentido realizar un avance que te destripe entero lo que vas a ver… primero porque es contraproducente, se pierde el factor sorpresa que te pueda dar el episodio; segundo porque en vez de comenzar el episodio a su hora lo comienzas un cuarto de hora más tarde, una impuntualidad que debería estar penada; y tercero porque es una absoluta falta de vergüenza y, lo que es todavía peor, una completa falta de respeto hacia el espectador.
Muchas veces se ve a los directivos de las televisiones preocupados porque un sector de la audiencia se les está escapando porque prefiere bajarse las series y verlas a su ritmo. Con cosas como estas no digo yo que lo justifiquen, pero desde luego no ayuda nada que sea absolutamente imposible seguir una serie en abierto (y en cable tampoco te creas que se libran demasiado, depende del canal) de manera digna.
En ¡Vaya Tele! | Cuatro errores frecuentes a la hora de emitir las series
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