Antena 3 recuperaba anoche uno de sus pocos éxitos recientes, la serie El internado, que estrenaba su segunda temporada prometiendo más misterio y presentando a tres nuevos personajes. Sus primeros seis episodios habían promediado un share del 23,8%, por lo que parecía una competidora seria en el plácido dominio de los miércoles que ejerce Hospital Central, que ayer emitía su capítulo 200.
Lógicamente, el serial médico siguió liderando la noche con un 26,9% de cuota de pantalla, pero El internado se encontró ayer con una rival sorpresa, Desaparecida, en La 1, que después de haber perdido espectadores en las últimas semanas, consiguió ayer su máximo de la temporada, con 3.359.000 espectadores y un share del 17,8%. La serie de Antena 3 se quedó en el 16,9%. Tal vez el final del capítulo anterior, con la aparición de ese cuerpo envuelto en plástico en el lago (muy a lo Laura Palmer), llevó a más espectadores a la ficción de La 1, que ya la ha renovado por una segunda temporada.
Lo cierto es que Desaparecida merece la pena simplemente por la pareja de guardias civiles encargados de investigar el caso, interpretados por Miguel Ángel Solá y Esther Ortega. Sí, la manera en que nos muestran cómo la familia de Patricia Marcos se va rompiendo poco a poco está muy bien, pero a mí me resultan fascinantes esos dos investigadores que, como ya se ha apuntado por ahí, tanto recuerdan a Bevilacqua y Chamorro, los protagonistas de las novelas de Lorenzo Silva.
El retrato que se hace de ellos es sutil, apoyándose en detalles, en miradas, en comentarios cuyo significado real sólo ellos conocen, dando la sensación de que forman realmente un equipo, de que se entienden sin necesidad de hablar. Esta manera de presentar a los personajes no es muy habitual en la televisión española, pero es mucho más interesante.
Vía | Vertele En ¡Vaya Tele! | El internado regresa el 7 de noviembre, Desaparecida, un drama sólido