‘Doctor Mateo’ se ha acostumbrado a perder contra ‘Aída’ en la guerra de las audiencias, aunque lo cierto es que desde la llegada de la serie Antena 3 ha encontrado la forma de quitarle espectadores a la ficción de Telecinco. Pero hay que reconocer que lo hace con una calidad que no ha perdido desde sus inicios. La fórmula con la que empezó ‘Doctor Mateo’ gusta, su esencia no se ha perdido con el paso de las temporadas y los que la seguimos esperamos que siga así durante mucho más tiempo.
El verano interrumpió una tercera temporada que fue demasiado breve (sólo duró seis episodios), pero como premio los fans de la serie pudimos comenzar a disfrutar de la cuarta temporada desde septiembre, con unos capítulos que no están defraudando y están dejando más momentos inolvidables en San Martín del Sella. Además, ya sabemos que habrá quinta temporada, por lo que la ficción seguirá dando guerra en 2011.
Y no podría empezar a hablar de la cuarta temporada de ‘Doctor Mateo’ sin citar la evolución que ha dado la relación entre el doctor y Adriana, que considero que es la trama más interesante de la serie, no sólo por la relación en sí misma, sino por las consecuencias que tiene entre el resto de vecinos. Tenía mis esperanzas en que la anunciada boda no se llevara a cabo y me alegré cuando Mateo decidió marcharse en el último momento. La evolución que su personaje ha dado desde que lo vimos por primera vez ha sido perfecta, ya que se ha adaptado a la vida del pueblo sin perder su peculiar carácter, manteniendo la confrontación entre dos mundos.
Parte de ese carácter se habría perdido si Mateo se hubiera casado con Adriana, él es un hombre hecho para estar solo, y aunque su noviazgo nos mostraba una nueva faceta, todos sabíamos que al casarse renunciaba a una parte de sí mismo, algo precipitado que yo sólo aceptaría en el momento en que la serie finalizara. Ahora su marcha nos deja dos situaciones con las que seguir disfrutando: una Adriana más desesperada que nunca y un doctor que esperamos que regrese cuanto antes de África para que sus vecinos le hagan la vida imposible como venganza por destrozar el corazón de su alcaldesa.
Dejando a Mateo al margen, tengo que destacar la variedad de personajes que existen dentro de la comedia y cómo todos ellos se complementan a la perfección, creando un sentimiento de ternura que combina con el encanto natural de Lastres, el pueblo asturiano en el que se rueda la serie. Pero, al margen de la pareja protagonista, he de reconocer que tengo debilidad por algunos personajes. Me encanta la naturalidad con la que Antonio ha conseguido que su amigo imaginario, el Miguel, sea uno más en el pueblo. Me gusta Carol, aunque a veces me pone nervioso, las situaciones más divertidas son aquellas en las que pierde la cordura. Y también me parece destacable el papel de Juana. Tengo predilección por Rosario Pardo y creo que dentro del género de la comedia, ‘Doctor Mateo’ ha conseguido darle el papel que necesitaba y llevaba varios años buscando.
A priori la incorporación de Diego Martín parece buena, aunque habrá que ver cómo evoluciona su historia capítulo tras capítulo para poder valorarla. Hasta ahora podemos intuir que su personaje tendrá un acercamiento con Adriana, por lo que quizá conviertan la principal trama amorosa de la serie en un triángulo cuando Mateo vuelva de África. Lo cierto es que el personaje de Diego Martín viene a echar más leña al fuego de las tramas de ‘Doctor Mateo’, que no parece que vayan a cambiar de rumbo en mucho tiempo. Y yo que me alegro.
En ¡Vaya tele! | ‘Doctor Mateo’ vuelve donde lo dejó