Qué divertido fue el episodio de anoche de ‘Doctor Mateo’, no tanto por las tramas en sí, sino por las acertadas decisiones de guión que dieron como resultado un par de secuencias más que afortunadas y una sorprendente y efectiva resolución de uno de los enredos de la serie. El capítulo se enmarcó en la vuelta del puente de Semana Santa de Mateo y Adriana, que al llegar a San Martín se encontraron al pueblo manga por hombro.
La protagonista fue Adriana, que tuvo que lidiar con Carol, Elena, Mario y Pedro para resolver el conflicto de la paternidad del niño. La secuencia de Carol encerrada en una habitación y de Adriana contándole a ella y a Elena el fin de semana con Mateo me pareció que estuvo muy bien resuelta, con el juego de la puerta de cristal. Una situación surrealista tratada con mucha naturalidad. Después de todo el capítulo intentando que los afectados resolviesen el conflicto, al final Adriana tuvo que hablar con el niño y Pedro, que ya sabía la historia, le ofreció la posibilidad de hacer un paripé y decir que él se había sorprendido mucho ante la noticia. Me gusta que Pedro sea un niño más inteligente de lo normal pero que no esté retratado como un friki.
La narración del fin de semana aciago de Mateo y Adriana contada en flashbacks a lo largo del episodio me pareció muy lograda porque supieron introducirla en los momentos justos y sirvió para realzar el aspecto cómico del episodio, explicando la situación actual de los dos personajes que se terminó de estropear cuando Mateo le disparó por accidente a Adriana un perdigonazo en el culo.
Mateo, por su parte, tuvo que hacer frente a la enfermedad de don Severino, el antiguo médico del pueblo, atacado por un síndrome fruto de su alcoholismo que le había retrotraído a sus treinta y cinco años, una época muy conflictiva para él. Alfredo intentó resolverlo vistiéndose de guardia civil, haciéndose pasar por su padre y decorando la comisaría como un cuartelillo para pedirle disculpas a don Severino y zanjar un asunto del pasado que tenía al médico totalmente alterado. Doña Juana, la tía de Mateo, comentó que parecía de ‘Cuéntame’, un guiño muy acertado.
Don Severino termina internado en un centro y esta historia sirvió para que Mateo se diese cuenta de las diferencias entre la práctica de la medicina de su antecesor y la suya, viendo las diferencias que la gente del pueblo observa y notando cómo él ha dejado de darle importancia a muchos de los valores que son aún necesarios en una comunidad tan pequeña.
Para terminar, las subtramas de la enfermedad de la tía Juana, osteoporosis, el deseo de Marga de estudiar enfermería y el conflicto de convivencia entre Ana y Ernesto, que ayer pasaron con sutileza, servirán, como ocurre en esta serie, para dibujar tramas más importantes en episodios posteriores. Siempre sucede que se reparten el protagonismo de los capítulos y los que están en segundo término en uno, en el siguiente destacan más.
La semana que viene termina la temporada de ‘Doctor Mateo’ así que habrá que ver cómo se orienta todo. No tiene pinta de que vayan a cerrarse las tramas y yo apostaría más por un cliffhanger pero siempre están a tiempo de sorprendernos. En cualquier caso, una temporada tan corta para una serie tan tranquila como esta puede ser contraproducente porque ahora que parecía que se asentaba en audiencias baja la persiana. A pesar de esto yo creo que la renovación está fuera de toda duda.
En ¡Vaya Tele! | ‘Doctor Mateo’ 1×07 – De cómo los bosques de San Martín son tan espesos como Mateo cuando bebe
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