Desde hace un tiempo, y como suele ocurrir cíclicamente, Antena 3 ha encontrado un nuevo comodín que le vale lo mismo para un roto que para un descosido. Es Jaime Cantizano, en quien la cadena confía tanto que lo pone a presentar cualquier tipo de programas de entretenimiento y hasta parece que sufre cuando el presentador está de vacaciones. Así que, ante el fiasco que ha resultado ser la nueva temporada de ¿Sabes más que un niño de primaria?, Antena 3 decide sustituirla el lunes por uno de los programas de Tres Deseos que aún quedaban por emitir. Vamos, por Cantizano.
A pesar de que generalmente se mueva en programas de calidad dudosa y de actuaciones muchas veces despreciables, Jaime Cantizano ha conseguido lo más difícil para un presentador: aparentar siempre tal sensación de complicidad con su público que mucha gente le ve como alguien de la familia. No es una meta fácil y en ese mismo intento han fracasado muchos profesionales. Cantizano cae bien a la mayoría de los espectadores que le ven, incluso cuando los programas que presenta sean un desastre.
Posiblemente, haya encontrado su hueco y no se va a mover de allí en mucho tiempo. Se está especializando en programas del corazón o formatos que buscan la lágrima fácil, con lo cual muchos de nosotros no lo veremos, pero allí Cantizano funciona: sabe llevar el ritmo, es capaz de controlar los desmadres cuando se producen y conecta con la gente que lo ve. Normal que Antena 3 lo tenga como uno de sus presentadores preferidos.
Personalmente, no aguanto la gran mayoría de las cosas en las que participa, pero creo que está cumpliendo su papel a la perfección. La única duda que tengo es saber hasta cuándo seguirá manteniendo ese carisma que le hace el "yerno ideal". Yo de él, no miraba muy lejos: el próximo lunes sustituye a Ramón García, que no hace mucho tiempo cumplió el mismo papel y últimamente parece haber perdido toda la conexión con la audiencia. Éstas cosas funcionan por ciclos, así que más le vale a Cantizano aprovechar el suyo. Ya llegarán las vacas flacas.
En ¡Vaya Tele! | Tres deseos lacrimógenos