Por desgracia, en días como el de ayer se demuestra que las televisiones españolas han ido perdiendo, con el paso de los años y la lucha por la audiencia, la mesura y una de las características indispensables de todo periodista: la capacidad de seleccionar, de dar unos datos frente a otros, de no soltar todo lo que te van diciendo sin cuestionártelo antes.
Es un mal común al resto del periodismo, pero también una de las razones por las que la información se vuelve espectáculo. En determinados momentos de la tarde de ayer, tras el accidente en Barajas, el espectador acabó harto de oír una y otra vez los mismos datos, de ver continuamente las mismas imágenes y de que en todas las cadenas se emitiese lo mismo.
De un tiempo a esta parte, aparece como si la información en directo de un suceso deba cubrirse de manera continua y no es así. O no del todo: si por continua se entiende rellenar las horas de programación con improvisaciones que no vienen a cuento, obviedades y paja, prefiero que no me informen. En serio, no tiene nada de interesante que me digan y me repitan "estamos viendo las imágenes de las ambulancias llegando a Barajas". Ya sé lo que estamos viendo. Si no me podéis ofrecer ningún dato nuevo, cortad la emisión y poned algo mientras vosotros hacéis el que se supone que es vuestro trabajo: recoger nueva información, nuevos datos.
Sin esos datos, lo más fácil es caer en el amarillismo o en la entrevista absurda o en las afirmaciones gratuitas. Ayer, por ejemplo, en Telecinco había reporteros que hablaban del miedo a volar sin dar datos concretos, simplemente porque ellos así lo creían. De repente, todo el país tenía miedo a volar, o eso afirmaban. También ayer, en Antena 3, las preguntas a los familiares que esperaban en el aeropuerto de Canarias eran pura carnaza.
Y eso por no hablar de la manía de poner música dramática a un suceso que no hace ni cuatro horas que ha pasado y cuya tragedia está aún caliente. Repito: falta mesura y sobra espectáculo. Si uno gana una medalla, las televisiones pueden ponerle banda sonora al instante. Si las imágenes son de un avión ardiendo con más de 150 muertos, ¿está bien hacer lo mismo? Yo creo que no.
A todas las cadenas ayer les sobró palabrería y les faltó saber cuándo parar. Se ha perdido la buena práctica del avance informativo, de los flashes donde uno no se contradice, sino que da los últimos datos contrastados. Me sobran reporteros en directo y me falta gente haciendo el mismo trabajo por detrás, siendo capaz de seleccionar un testimonio útil de uno que no sirve más que para rellenar minutos. Pero, claro, hace tiempo que muchos de los que hacen televisión sólo se preocupan de rellenar minutos.
El día de ayer, como casi siempre que hay una tragedia últimamente, fue un ejemplo de lo peor de los servicios informativos de nuestras televisiones.
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