No son muchos los que defienden que 'Los Simpson' siguen teniendo la misma calidad ahora que en la temporada 7, pero lo cierto es que no solo es un icono cultural, sino que ha destruido todos los récords habidos y por haber en cuanto a permanencia de una serie animada en televisión: 34 temporadas, otras dos confirmadas y posiblemente seguirá así hasta el final de los tiempos. Pero durante un tiempo se puso en duda.
Cancelada al empezar
Todos sabemos que 'Los Simpson' nacieron de los cortos de entre uno y cinco minutos del show de Tracey Ullman: aunque Matt Groening propuso ir haciendo episodios progresivamente más largos para acomodarse a sí mismos y a la audiencia, Fox decidió apostar por capítulos de veinte minutos. Todo o nada. Y la primera posible cancelación de la historia llegó... antes siquiera de emitirse: 'La babysitter ataca de nuevo', el piloto terminado, no había por dónde cogerlo.
Los cortos de Tracey Ullman se hacían todos en Estados Unidos: la animación corría a cargo del estudio Klasky-Csupo, que pese al nombre soviético eran de Los Angeles. El problema es que no daban abasto con el paso a la media hora y pasaron la responsabilidad del color, la grabación y los planos intermedios a un estudio surcoreano muy barato llamado AKOM. Eso sí, el resultado que dieron estaba acorde con el dinero: el propio James L Brooks, productor de la serie, fue el que dijo, tras verlo, "Esto es una mierda".
De alguna manera, el equipo pudo convencer a Fox de esperar unos meses a lanzar la serie: finalmente lo hizo en diciembre con, claro está, un episodio navideño, 'Sin blanca Navidad'. Para entonces ya habían recibido algunos clásicos como 'Bart el genio' y fueron lanzándolos mientras utilizaban ese valioso tiempo para cambiar el antiguo episodio piloto, que se rehízo en un setenta por ciento. Eso lleva, por cierto, a que aún ahora puedan notarse los dos estilos de animación diferentes. La cosa salió bien, la serie no fue cancelada (de hecho, se convirtió en un pequeño gran éxito) y pudo seguir adelante dando algunos de los mejores minutos de la historia de la televisión. Al menos, hasta que dejaron de hacerlo.
Regreso al futuro
Dos décadas después, 'Los Simpson' se había convertido en este gigante capaz de arrasar con todo. En su temporada 23 puede que la "Bartmanía" se hubiera acabado ya hacía un tiempo y que su antigua rebeldía diera paso a un más sencillo pero lógico paso al establishment, pero no había motivo para el descanso. De hecho, ese fue el momento en el que los productores creyeron, por un momento, que la serie había llegado a su fin, y se prepararon para crear el último episodio de la historia.
Y es que en 2011 Fox tuvo que cortar el 25% de su presupuesto y pidió a Al Jean que designara un capítulo que diera fin a la serie de manera digna. Nadie quería terminarla, pero pese a todo tenían el final perfecto: 'Fiestas de un futuro pasado', en el que veríamos a la familia celebrando la Navidad treinta años después, con Bart recién divorciado tratando de ser mejor padre, Lisa casada con Milhouse y tratando de conectar con su hija rebelde y Maggie, estrella del rock, embarazada y a punto de dar a luz.
Puede que no fuera el mejor episodio de la historia, pero sí era un final perfecto que hablaba de tú a tú con el piloto: dos episodios navideños para empezar y terminar. Para colmo, con el mismísimo Matt Groening haciendo un cameo con una frase. Era ideal para poner punto y final a 23 años más o menos dignos. Entonces Fox cambió la serie del domingo al jueves, la audiencia volvió a responder y consiguió salvarse de la quema.
De hecho, la temporada 23 terminó con el que posiblemente es el peor episodio de la historia de 'Los Simpson' ('Lisa está Gaga') y superó la cifra de los quinientos capítulos. A partir de ese momento, no hay año en el que no se rumoree que este es el final, algo que se lleva diciendo desde que en 'Detrás de las risas' Homer bromeara diciendo "Es la última temporada" (que, paradójicamente, fue lo último que dobló el gran Carlos Revilla).
Y ahí siguen, nos gusten más o menos, les sigamos con más o menos atención. Porque, en el fondo, 'Los Simpson' es más que una serie: es un tótem inamovible de cuyo final se ha hablado mil veces y que es probable que nunca vayamos a ver. Fox y Disney saben que tienen en sus manos una serie inmortal, al fin y al cabo, aunque las risas de un tiempo a esta parte se multipliquen por cero.
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