Seguro que a más de uno de los que andamos por aquí os pasa. Pones la tele y casualmente están ‘Vaca y Pollo’, ‘Tom y Jerry’ o’El Laboratorio de Dexter’ y te enganchas… aunque ya no eres un niño desde hace muchos años. Entonces, ¿qué tienen los dibujos animados para que nos sigan enganchando?
Cada vez más se suele hablar de animación y cada vez menos se le pone la coletilla de “animación infantil” a series de este estilo. ‘Los Simpsons’, ‘Padre de Familia’ o ‘South Park’ son ejemplos que en su día demostraron que la animación era algo más allá que un género infantil. Hoy intentaremos buscar alguna clave que explique por qué los dibujos animados nos siguen atrayendo tanto.
Evolucionan constantemente, pero mantienen su personalidad
Una de las características de la animación infantil es que los personajes están muy bien definidos. Su carácter es muy claro y su personalidad es férrea desde el inicio de las tramas. Después, los creadores someten a sus personajes a mil historias y situaciones radicalmente diferentes y los personajes se moldean hasta el infinito sin cambiar un ápice su personalidad. Sus escalas de valores están muy bien construidas y eso es algo que cala tanto en adultos como en niños.
Son histriónicos
Aunque su personalidad sea muy clara, los personajes de animación suelen tener la característica de sorprendernos en situaciones inesperadas. Muchas veces, esta sorpresa viene dada por un cambio físico: ojos saltones, cabezas que aumentan de tamaño con cualquier exclamación, llantos que parecen mangueras de bomberos… Las exageraciones usualmente nos sorprenden, nos llaman la atención y nos resultan graciosas.
En definitiva, son inesperados y eso nos divierte.
Dan pie al imaginario colectivo
En unos dibujos animados puede suceder cualquier cosa por irrealizable que sea. Las tramas obvian las leyes de la gravedad, la noche y el día… Y sin embargo todo mantiene su sentido. Los dibujos animados tienen la capacidad de convertir en sátira cualquier asunto por muy serio que parezca el tema y fomentan la imaginación: edificios imposibles, medios de transporte de ciencia ficción y lugares inexistentes forman parte del imaginario colectivo y todos ellos pueden cobrar vida en los dibujos animados.
Tienen un ritmo frenético
A edades tempranas, el ser humano puede tener la capacidad de concentración de un perro. Podemos estar muy concentrados en un objeto, pero en cuanto pase una mosca por delante, la concentración cambia hacia otro objeto. Nos distraemos con muchísima facilidad y para evitar esto los dibujos animados recurren a escenas estridentes, con un ritmo frenético: constantes gritos, admiraciones y exclamaciones. Los efectos de sonido aparecen casi en cualquier acción que se ejecuta.
Por otra parte, son un festival visual y a nivel de realización: colores muy contrastados, luces y tonos por todas partes dan pie a los escenarios: paredes rosas, azules celestes o amarillas que dificilmente veríamos en la vida real en cualquier parte… todo forma un conjunto mezclado con el humor que hace la fórmula perfecta para dedicarle unos minutos a la pantalla.
En ¡Vaya Tele! | ‘Hora de aventuras’, niños con espíritu indie
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