Aunque poco se puede hacer contra princesas tan icónicas como 'Blancanieves' o 'La Bella Durmiente', hubo un par de valientes que se atrevieron a sacar adelante sus propias películas de princesas fuera de Disney. Richard Rich lo logró con 'La princesa cisne', una cinta que se estrelló en taquilla pero triunfó en el mercado doméstico y dio pie a una longeva saga.
La franquicia cisne
Después de dirigir 'Tod y Toby' y, sobre todo, 'Taron y el caldero mágico' (considerado uno de los mayores fracasos de la historia de Disney y también una de las más polémicas, por lo terroríficas que resultaron sus imágenes para el público de la época), no es de extrañar que Richard Rich no durara mucho más en Disney.
Rich fue despedido cuando iba a dirigir 'Oliver y su pandilla', y decidió montar su propio estudio, Rich Animation Studios, con trabajadores que en su mayoría también venían de trabajar en Disney. Comenzaron haciendo adaptaciones animadas de la Biblia antes de lanzarse a su primer gran proyecto en 1994.
Inspirado por la etapa del renacimiento de Disney (la década entre 1989 y 1999, con títulos como 'La sirenita' o 'Aladdín') y el cine de Don Bluth ('En busca del Valle Encantado'), Rich quiso su propia película de princesas y se decidió a adaptar el cuento alemán de 'El lago de los cisnes', escrito por Johann Karl August Musäus (el mismo que inspiró el ballet de Chaikovski).
Pese a que se encontró con la negativa de muchas empresas, finalmente consiguió sacarla adelante con el respaldo de New Line Cinema y Columbia TriStar en la distribución. El proceso de realización fue costoso y se dilató mucho en el tiempo, ya que utilizaron la técnica de colorear los cels a mano (hojas semitransparentes, una por cada fotograma) y se deslocalizó parte del proceso a Corea.
La película contaba la historia de Odette y Derek, una princesa y un príncipe que se veían obligados a relacionarse pese al desagrado mutuo, ya que sus padres planeaban casarlos algún día para unir los reinos. Cuando ya de adultos parecen más dispuestos, un contratiempo los separa y Odette termina convertida en cisne por culpa de una maldición.
Se notaba la influencia de Disney en la cinta, ya que tenía rasgos comunes como el alivio cómico de los secundarios (los animales que conocía Odette cuando era cisne) o los números musicales, que hicieron brillar la partitura de Lex de Azevedo. De hecho, el tema 'Hasta el final del mundo' fue nominado a un Globo de Oro.
Si bien aún era demasiado pronto para plantearse una reinvención del género de princesas al estilo macarra de 'Shrek', 'La princesa cisne' sí que tuvo unas tímidas pullitas que satirizaban un poco algunos tópicos habituales en películas Disney, como la guerra de trastadas que tenían Odette y Derek en su infancia (nada que ver con el idealizado amor romántico de las otras) o la famosa frase: "¿La belleza es lo único que te importa?".
Obviamente, esto se quedaba en meros chistes puntuales y más un "tirar la piedra y esconder la mano", porque el resto de la película sí que se ajustaba más a un relato clásico. Aun así, la parte humorística de la historia era muy refrescante y, junto a lo carismático de algunos personajes, conseguían sacar adelante una historia que no era especialmente innovadora.
Pese a que tuvo en general críticas positivas, fue un fracaso en taquilla (recaudó únicamente 9,8 millones de dólares, frente a sus 21 millones de presupuesto). Algunos medios hablaron de "sabotaje", ya que su estreno coincidió con un relanzamiento en cines de 'El Rey León' lo que, desde luego, no le hizo ningún favor.
Sin embargo, la película arrasó cuando se lanzó en formato doméstico y ese éxito inesperado abrió el camino para la siguiente etapa de su vida cinematográfica: convertirse en una franquicia, con todas y cada una de las secuelas siguientes estrenadas en el mercado del directo a vídeo.
Durante mucho tiempo, la cosa iba a quedarse en una trilogía con 'La princesa cisne 2: El secreto del castillo' (1997) y 'La princesa cisne 3: El misterio del reino encantado' (1998), ambas siguiendo la estela de algunas de las secuelas menos inspiradas de Disney (con bajón de calidad importante tanto en guion como en animación).
14 años después, decidieron recuperar la saga con animación 3D y ahí ya sí que se abrió la veda para una ristra de secuelas, a cada cual más absurda: 'La princesa cisne: Navidad', 'El cuento de la familia real', 'Aventura pirata', 'Espía secreta', 'Un misterio real', 'El reino de la música', 'Una boda real', 'Un cuento de hadas' y 'Far longer than forever'.
Un total de 11 secuelas (las dos últimas estrenadas en 2023) que, sorprendentemente, han sido todas dirigidas también por Richard Rich. Aparte de las adaptaciones bíblicas, alguna excepción como 'El rey y yo' o 'El cisne mudito' y la saga de perros 'Alpha y Omega', el pobre hombre consagró su carrera entera a seguir estirando el chicle de 'La princesa cisne'. Al menos, Odette podrá presumir de ser la princesa con más secuelas.
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