‘Los mundos de Coraline’ (‘Coraline’) es la visión de Henry Selick sobre la novela de Neil Gaiman, célebre autor de cómics que ya ha colaborado antes en el cine creando, entre otras cosas, la novela en la que se basó el guión de ‘Stardust’.
Coraline y sus padres, escritores muy ocupados, se mudan a un caserón donde sólo hay tres apartamentos. Al ser hija única y tener poco con lo que divertirse, la niña deja volar su imaginación y se inventa un mundo perfecto.
El stop-motion es muy bonito en toda la película, pero más aún cuando Coraline entra en el mundo alternativo, donde las criaturas son fascinantes y preciosas. El derroche de imaginación es inigualable y la única posibilidad es quedarse con la boca abierta mientras nos van sorprendiendo con nuevos elementos oníricos. Es muy recomendable elegir una sala en 3D, ya que la profundidad no sólo se usa de forma efectista, sino par contribuir a esa belleza que tienen las imágenes. Pero incluso en un film en el que se emplea tan bien el recurso, al cabo de unos minutos te has acostumbrado a ver en tres dimensiones.
A pesar de lo bello que es todo, ‘Los mundos de Coraline’ puede hacernos bostezar en algunos momentos que pertenecen a la primera mitad. Siempre que la niña penetra en sus fantasías, el despliegue de sujetos y cuerpos novedosos es tal, que es necesario mucho tiempo descriptivo en el que no estamos enganchados por ningún aspecto interno. Por eso me atrevería a aventurar –no puedo asegurarlo, ya que no conozco bien la mente infantil— que no es una película que pueda gustar a los más pequeños, sino que está destinada a un público adulto que disfrutará de ella de forma intelectual, es decir, admirando a los creadores por demostrar tanta imaginación.
Por supuesto, podéis tener en cuenta que mi opinión de ‘Pesadilla antes de Navidad’ era similar y, con ello, ya no hacerme ningún caso, porque pienso que podría tratarse, perfectamente, de una cosa mía. Me ocurría lo mismo en films igual de mágicos en cuanto a su estética, como ‘MirrorMask’, con guión también de Gaiman. Es posible que mi manera de evadirme gracias a la imaginación sea tan diferente a esta, que los mundos que proponen estos autores no me atraigan como posible vía de escape.
Los personajes tan pintorescos son creaciones maravillosas una por una, pero no se integran en una historia que nos emocione. La niña protagonista, con quien deberíamos sentir una identificación, es tan impertinente y malcriada que preferimos ponernos de parte de cualquier otro de los personajes –su amigo freak, sus padres… — que de ella. Y esto impide aún más que nos importe lo suficiente lo que le va ocurriendo. Los vecinos, los animales, los falsos padres… son esperpentos carentes de alma y esa carencia, al final, influye más que su diseño estético, por espectacular que éste sea.
No sé si está en la intención de los autores crear con esta historia una metáfora de la locura. Un caserón en mitad de ninguna parte, unos padres de los que la protagonista tiene una percepción engañosa y unos mundos diferentes a los reales… ¿a qué nos recuerdan? A la cuestionada ‘Tideland’, de Terry Gilliam. En ‘Los mundos de Coraline’, ella disocia la realidad y se imagina algo imposible. Tiene una imaginación tan poderosa SPOILER que le cuesta trabajo volver al mundo de los vivos, es decir, padece el mismo problema que los aquejados de algún tipo de locura que impide distinguir lo real de lo inventado. Al final, sólo gracias a su voluntad –o sea, a una especie de desintoxicación—, podrá volver a su auténtica vida o, de alguna forma, a la cordura. FIN DEL SPOILER
Si ver cualquier película ya es una evasión, ‘Los mundos de Coraline’ lo es doblemente. Como colección de imágenes sueltas en las que basar spots publicitarios y videoclips es imbatible. Como introductora de una nueva estética, puede que también funcione. Pero como película con una historia que atrape y con personajes que nos lleguen no tiene tanta efectividad, ya que resulta tan bella como fría.
Otra crítica en Blogdecine:
‘Los mundos de Coraline’, la fantástica oscuridad de Selick, de Jesús León.
Más información en Blogdecine sobre ‘Los mundos de Coraline’.
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