Con la friolera de 35 temporadas a sus espaldas desde su estreno en 1989, 'Los Simpsons' han pasado de ser caricaturas a algunos de los personajes más queridos de la historia de la televisión. Desde la familia protagonista a todos sus secundarios, la serie está llena de personalidades icónicas y grandes momentos para el recuerdo.
Hacer algo tan longevo conlleva muchas cosas, entre ellas una exhaustiva planificación y trabajo de escritura, pero a veces los planes no funcionan y hay que dar con otra solución. Una de ellas sorprende y es lógica a partes iguales: Homer iba a ser Krusty el Payaso disfrazado en las primeras versiones de la popular serie.
¿Tiene sentido, no? En una serie de animación con cientos de caras que dibujar es lógico que muchas se parezcan, pero lo de Homer y Krusty es de traca. Ambos tienen exactamente la misma silueta y tampoco se diferencian tanto en personalidad. Son holgazanes, les gusta la cerveza y tienen vis cómica. Además de eso, en su versión original, ambos están interpretados por Dan Castellaneta, el mismo actor de doblaje.
Cambio de planes
Más importante a nivel argumental que todo lo anterior es el hecho de que Bart Simpson ama a Krusty pero no congenia con su padre. Una ironía dramática que no pasó por alto para los creadores de la serie. De hecho, era el punto principal de esta trama que nunca llegó a realizarse.
El argumento de uno de los episodios de las primeras temporadas estaba originalmente centrado en este descubrimiento. Tras una extraña actuación del payaso en una de sus grabaciones a la que acudía Bart, se revelaría que había sido un impostor en todo momento. Bart trataría de tirar del hilo y descubrir qué había pasado con su ídolo, solo para averiguar que su padre estaba detrás de ello cuando lo encontraba cambiándose.
En sucesivas reescrituras desecharon este espisodio, para Matt Groening y el equipo de guionistas acabó resultando una trama muy enrevesada en los inicios de la serie. Además de eso suponía una ruptura fuerte de las dinámicas y del status quo de los personajes. Una de las claves de las sitcom es, precisamente, el estatismo de sus personajes a largo plazo, y tener a Bart descubriendo que había secretamente admirado a su padre todo este tiempo suponía un cambio demasiado brusco.
Para cuando decidieron quitarlo, sin embargo, las semillas ya estaban plantadas. El personaje ya tenía el diseño que tenía y el mismo actor de voz que Homer. Era tarde para cambiar eso, así que simplemente decidieron seguir adelante con el parecido pero diferenciando claramente las tramas de los dos personajes. Con el tiempo decidieron volver a jugar con ese viejo concepto, de ahí el episodio de la sexta temporada 'Homie, el payaso', donde decide unirse a la escuela de payasos pero termina metido en un buen follón por parecerse demasiado a Krusty.
A día de hoy se queda como una mera anécdota de los creadores, y un ejemplo de cómo el trabajo de guionista implica cambios constantes y saber adaptarse. Probablemente fue para lo mejor, pues Krusty se acabó convirtiendo en uno de los personajes más diferenciados y icónicos de la serie por méritos propios.
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