Hace ya varias semanas que se estrenó 'Dragon Ball Super', el ansiado regreso televisivo de Goku, Vegeta y compañía que suponía la serie televisiva dentro de dicho universo desde que 'Dragon Ball GT' llegase a su final el 16 de noviembre de 1997. Como era lógico, había muchas ganas de comprobar si sabría reproducir la magia y el encanto de 'Bola de Dragón' y 'Bola de Dragón Z' y volver a conquistarnos, aunque también quedaba la duda de si no seríamos ya demasiado mayores para poder disfrutar como antaño.
Por mi parte, me gustaba la idea que circuló en su momento de aprovechar el reciente estreno en Japón de la película 'Dragon Ball Z: La Resurrección de F' para que la serie fuese una secuela directa, pero sus creadores optaron finalmente por volver a contarnos de la absurda y aburrida 'Dragon Ball Z: La batalla de los dioses' y por ahí han empezado los problemas de un regreso descafeinado, bastante decepcionante y muy mal planteado.
'Dragon Ball Super', ¿para qué volver a contarnos lo mismo?
Aunque a algunos les cueste recordarlo, tanto 'Bola de Dragón' como 'Bola de Dragón Z' tenían multitud de episodios de lo que hoy calificaríamos como relleno, tanto para extender la duración de cada temporada como por el simple hecho de que así podían contarnos algo divertido con escasa relevancia en lo referente a quién era el más poderoso del universo.
Ya contaba con que el comienzo de 'Dragon Ball Super' iba a poder dar esa sensación, porque lanzarse de golpe a enfrentarse con otra criatura superpoderosa no tenía demasiado sentido y porque teníamos que volver a acostumbrarnos a la particular rutina de sus protagonistas. Es por ello que he preferido esperar un poco antes de pronunciarme sobre ella, pues la primera impresión que me dio era que es cierto que reproducía la esencia de la serie, pero se quedaba muy lejos de conseguir la magia de aquella.
El problema es que la cosa ha ido a peor con el paso de los episodios, y no me estoy refiriendo a la polémica con la animación del penúltimo episodio -es cierto que fue un poco horrible, pero tampoco nada tan grave mientras sea una cosa puntual y en el siguiente todo volvió a la normalidad-, pues lo que realmente me molesta es que 'Dragon Ball Super' ha acabado convirtiéndose en una especie de remake de Dragon Ball Z: La batalla de los dioses' y por lo visto parece que luego harán otro tanto con 'Dragon Ball Z: La Resurrección de F', quemando así gran parte de los 100 capítulos que tiene garantizados por ahora.
Entiendo que no todo el mundo habrá visto dichas películas y este detalle les parezca irrelevante, pero a mí ha ido sacándome de la serie por no entender el motivo de hacerlo más allá de lo sencillo que resulta así rellenar metraje en un proyecto que quizá haya salido adelante con demasiada celeridad para aprovechar el repentino aumento de popularidad de la obra tras el estreno de 'Dragon Ball Z: La Resurrección de F'.
Un regreso sin alma
Una vez establecidas las bases -siempre sospeché que la relación de Goku con su familia era un tanto peculiar y aquí ha quedado plenamente confirmado-, donde tenía que darlo todo 'Dragon Ball Super' era en saber llevar las relaciones entre los personajes un paso más allá, pero hasta ahora lo único que me ha gustado han sido pequeños detalles como Pilaf rebajándose por un poco de comida o este momento con Yamcha presumiendo muy por encima de sus habilidades reales, y ahora mismo tampoco estoy seguro de si son originales o importados de 'Dragon Ball Z: La batalla de los dioses'.
La cuestión es que 'Dragon Ball Super' no aporta nada y carece de alma, ya que está al mismo tiempo reproduciendo con desigual fortuna el encanto de 'Bola de Dragón Z' y la historia de 'Dragon Ball Z: La batalla de los dioses', pero la mezcla está mal planteada de raíz y lo único que espero es que la cosa cambie cuando al fin pueda contar una historia nueva y no esté autolimitada por todas partes.
Mientras tanto habrá que tener paciencia o simplemente dejar de verla y recuperar los antiguos episodios para ver hasta qué punto es realmente culpa de la serie o si simplemente hemos crecido y ya no nos gusta lo que nos hacía flipar de pequeños. En mi caso creo que hay un poco de los dos, pero hay muchos episodios de 'Bola de Dragón' o 'Bola de Dragón Z' que sé que vistos hoy en día seguirían gustándome más allá del efecto nostalgia -aunque también no pocos que hoy me parecerían bastante flojos o directamente infumables- y con 'Dragon Ball Super' aún no se ha emitido ninguno que pueda acercarse a ellos.
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