Aunque nadie discute a Pixar como la reina del cine de animación y como una de las factorías más importantes del mundo, últimamente sí está siendo blanco de algunas críticas en torno a la calidad de sus películas pero sobre todo al desgaste de su originalidad, culminado con cada vez más secuelas ('Cars 3', 'Los increíbles 2'...) en lugar de nuevos títulos ('Brave', 'Coco'...). ¿Hay verdaderos motivos para preocuparse, o las críticas no tienen demasiado fundamento?
Veamos qué dicen los datos sobre cómo llega Pixar a 2018. En primer lugar, ¿qué dice la crítica profesional? Con los datos agregados de Rotten Tomatoes, la bajada de calidad es notable, sobre todo desde 2010. En aquel año se estrenó 'Toy Story 3', y desde entonces, solo dos de las ocho películas creadas han superado el 8. En los años anteriores lo lograron ocho de diez, una de ellas 'Bichos' ('A Bug's Life') con un ajustado 7,9.
La evolución del estudio Pixar
Las dos excepciones de esta década son las maravillosas 'Del revés (Inside Out)' y 'Coco' -ninguna de ellas es una secuela-, que maquillan una tendencia a la baja que ya es preocupante. Ambas suponen el regreso de la mejor Pixar, el cine de humor y narrativa que encandila a niños y de trasfondo emocional que sacude a mayores. Mientras tanto también se estrenaron algunas de menor encanto, como 'Cars 2', 'Buscando a Dory' o 'El viaje de Arlo' ('The Good Dinosaur').
Durante este tiempo, los presupuestos han ido aumentando desde que Toy Story abriese la lata en 1995. No obstante, en los últimos años han vuelto a reducirse. Ajustándolos por inflación, Toy Story 3 y Cars 2 (2010 y 2011) son las que con más dinero han contado para elaborarse. Desde entonces, una bajada progresiva hasta llegar a las estrenadas en 2017, Coco y Cars 3, cada una con 175 millones de euros.
La recaudación no ha acompañado linealmente al presupuesto o la nota de cada película. Es una locura pensarlo. Pero como ha sucedido con algunas franquicias, como 'Star Wars', sí hay cierta correlación entre presupuesto, recaudación y calidad.
Así y todo, aunque la rentabilidad no sea tan alta porcentualmente, mayores presupuestos implican mayores volúmenes de beneficios, algo que a la postre siempre resulta mejor.
Uno de los problemas de la bajada de calidad está en la proliferación de las secuelas frente a la creación de nuevos títulos. Como decíamos antes, no es casual que lo más destacado de Pixar en los últimos siete años no sean secuelas. El panorama no va a mejorar: las próximas películas en llegar a los cines son 'Los increíbles 2' y 'Toy Story 4', así como otra con 'Suburban World of Fantasy' como título provisional. Más secuelas.
Sobre esto hemos consultado a Ángel Vidal, experto en cine y colaborador en Las Horas Perdidas.
"Depender de secuelas y que haya bajado la producción original creo que responde a la necesidad de la compañía de tener que contentar a los inversores y jefes de Disney.
Hay que pagar las facturas y, aunque las originales también den dinero, las secuelas generan más confianza entre los ejecutivos que arriesgar con algo nuevo".
El mencionado declive también se ve reflejado en los premios Óscar obtenidos o con nominaciones, y también desde Toy Story 3 como punto de inflexión. Lo que antes era inédito, ver películas de Pixar que ni siquiera se llevaban una mísera nominación sin victoria final, ahora es la costumbre.
Vidal considera que no solo hay que tener en mente una bajada de calidad por parte de Pixar, sino también que comparativamente sale peor en la foto cuando al lado tiene a Disney, que hace las cosas cada vez mejor.
"Sobre la bajada a nivel crítico en general de la compañía creo que se debe a una reestructuración a nivel interno de todo el departamento de animación Disney. Desde que Lasseter fue ascendido hace una década han empezado a cuidar mucho más las películas de dibujos no-Pixar y se ha notado una subida de calidad con cintas originales como Enredados, Frozen, Rompe Ralph, Big Hero 6, Zootopia, Moana... que rivaliza con las de la propia Pixar. No es tanto que Pixar haya perdido algo, sino más bien que todo el estudio (Disney) ha salido ganando estos últimos años".
Malditas secuelas
Buena parte de la culpa de esta tendencia a la baja la encontramos en las cada vez más frecuentes secuelas, que quitan recursos para la creación de nuevos títulos, tramas y personajes. En ocasiones salen bien, sobre todo con franquicias muy potentes, como Toy Story. Por lo general, no: cada nueva secuela es una confirmación de que no se puede superar ni igualar el éxito del título original.
¿Por qué se empeña entonces Pixar, cuna de tremendo talento, en continuar con estas producciones? Para encontrar el motivo solo hay que seguir el rastro de los dólares. Concretamente, en el de los dólares que deja el merchandising y los productos licenciados, que puede superar por mucho a la recaudación mundial en taquilla de cada saga. Aunque Pixar no hace públicos estos datos respecto a este tipo de ingresos, en alguna ocasión sí se ha manifestado.
En 2011, con mucha gallina de los huevos de oro aún por explotar, John Lasseter, uno de los directivos de Pixar, contó que solo la franquicia Cars le había supuesto 10.000 millones de euros en merchandising, algo que le sitúa en el segundo puesto solo por detrás de Star Wars. Juguetes, sábanas, tazas, accesorios de cocina, ropa... Mucho por vender que llega a anteponer los billetes al arte y la narrativa. Ángel Vidal lo corrobora:
"También están las propias preferencias de su (ex) jefe, John Lasseter. Cars es el proyecto mascota de Lasseter así que, aunque en lo que a crítica se refiere no sean las mejor valoradas, hay un interés interno en sacar más películas de cochecitos de manera creativa, así como comercial; las ventas de juguetes de Cars generan miles de millones, más que la recaudación de las propias películas. Aunque siempre estén buscando ampliar su cartera de proyectos, ese mercado es muy goloso como para dejarlo escapar".
Sobre esto último en particular habló Vanity Fair el año pasado, y en este tiempo, las pocas noticias que hemos tenido de Pixar han acentuado esta creencia. Si no, es difícil imaginar por qué motivo se incluyó un corto con Olaf (Frozen) como protagonista antes de Coco. El corto resultó ser tan malo y provocó tantas quejas que Disney pidió a las salas de cine que dejaran de proyectarlo.
Pero lo cierto es que ningún personaje calavérico de la entrañable y mágica Coco vendería tantos muñecos para Navidad como un alegre muñeco de nieve llamado Olaf. Y en estas andamos. Bienvenidos a la nueva Pixar.
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