‘Cómo entrenar a tu dragón’ (‘How To Train Your Dragon’) se ha convertido en una de las mayores sorpresas del año. Basada libremente en el cuento de Cressida Cowell, la película de animación de los directores Chris Sanders y Dean DeBlois está siendo un éxito de público (especialmente en Estados Unidos, donde aún sigue en los primeros puestos del “box office”) y de crítica, lo que ha llevado a los estudios DreamWorks a anunciar una segunda parte que estará en los cines en el año 2013. Una noticia que no nos sorprende, sobre todo después de que prácticamente lo anticipara Igor Lodeiro, responsable de la iluminación del film, en la entrevista que pudisteis leer aquí hace poco.
¿A qué se debe el éxito de la película? Básicamente, a algo muy simple pero al mismo tiempo muy difícil de encontrar en la gran mayoría de películas actuales; una historia y unos personajes trabajados, tanto como el apartado técnico del film. Esto debería ser ley, no debería estrenarse ninguna película que hubiera descuidado el guión y la narración dando más importancia al trabajo de animación y efectos visuales; nos habríamos ahorrado cosas como ‘Planet 51’. También es fundamental, por supuesto, haber pensado en un público más amplio que el habitual al que se dirige este tipo de productos, que hayan tenido en cuenta tanto a los niños como a los adultos. En definitiva, el éxito se debe a que han pensado como piensan en Pixar. Ya era hora.
La historia de ‘Cómo entrenar a tu dragón’ se sitúa en la isla de Berk, donde un poblado de vikingos es regularmente atacado y saqueado por una marea de dragones. Nada más empezar, mientras la voz en off del protagonista nos presenta el lugar, estalla un primer asalto. El personaje sobre el que gira todo es Hipo (Hiccup en la versión original, a quien da voz Jay Baruchel), un adolescente de complexión débil que sencillamente no vale para luchar, y a pesar de su empeño siempre acaba quedando en ridículo. También deja mal a su padre, que precisamente es el jefe de la tribu, el vikingo más fuerte y valiente de todos (voz de Gerard Butler).
Personajes, emoción y espectáculo
No es nada nuevo que una película esté protagonizada por un chico que no encaja en su entorno, ya sea de animación o acción real; es un recurso muy habitual y muy útil. Todos nos hemos sentido desubicados en algún momento, si es que alguna vez encontramos nuestro sitio, así que es fácil identificarse con un personaje así, sea quien sea y esté donde esté. La gracia de este film es que nos presenta un lugar y unos personajes muy peculiares, que consiguen tapar los típicos resortes de la trama. El estilo de vida de estos vikingos y su lucha con los dragones resulta suficientemente ingeniosa como para mantenernos pegados a la pantalla.
Suele ocurrir en muchas películas, especialmente en las de animación, que una vez resueltos los primeros minutos en los que asistimos a la introducción de los protagonistas, el espacio en el que éstos viven y la formulación del deseo que dará pie a la trama, todo comience a hundirse. Como si los guionistas sólo hubieran tenido que escribir el principio para conseguir vender la historia, y luego todo lo demás lo hubieran redactado rápidamente y sobre la marcha, sin detenerse demasiado en imaginar situaciones frescas ni diálogos que no provoquen vergüenza ajena. Vuelvo a acordarme de ‘Planet 51’, pero también podemos citar otras recientes como ‘Ice Age 3’ o ‘Número 9’. Tras un arranque más o menos trabajado, todo se va desinflando, consistiendo en una aburrida cadena de secuencias de acción que consisten en uno o varios personajes “malo” persiguiendo a uno o varios “buenos” a lo largo de varios escenarios, dando pie a bromas rápidas y muchos destrozos.
Afortunadamente, a los responsables de ‘Cómo entrenar a tu dragón’ les ha preocupado algo más que las persecuciones y las escenas de acción, que también las hay. El núcleo central de la película es el descubrimiento y la amistad por parte de dos personajes inicialmente enfrentados. Uno de ellos es el mencionado Hipo y el otro es por supuesto un dragón. El chaval, en su intento por conseguir la aprobación de su padre, logra derribar a uno de los “malos”, pero cuando tiene que rematarlo se da cuenta que comparte algo con el fantástico animal. Una vez que se gane su confianza, el dragón, al que el chico llama “Toothless” (“Desdentao” en español), se convertirá en su mejor amigo.
Claro que como hemos visto en infinidad de películas, la amistad entre un humano y un “bicho” no da más que problemas. De nuevo, durante todo el proceso de acercamiento y entrenamiento entre el chico y el dragón, que a fin de cuentas no se diferencia demasiado de cualquier animal salvaje (es muy listo y muy mono, porque no olvidemos que tiene que caer bien desde el primer instante), como cuando toca mostrar las dificultades que se derivan de esta “relación prohibida”, asistimos a situaciones ya vistas y por tanto previsibles, pero aún así se consigue esquivar el aburrimiento, gracias a un gran aprovechamiento de los elementos disponibles, fruto de una acertada planificación, y la excelente música de John Powell.
Especialmente los dragones, por supuesto, y espectaculares escenas en las que se insertan; no la he visto en 3D, pero mi compañera Beatriz confirma que esta vez sí está bien utilizado el formato. Personalmente, creo que el mayor acierto del film es el personaje de “Desdentao”, que no por casualidad se parece bastante al alienígena de ‘Lilo & Stitch’ (2002), el anterior trabajo de los directores, antes en la Disney. La complicada y entrañable amistad entre el adolescente y el dragón es lo suficientemente eficaz como para mantener al público conectado con el film, entendiendo (al menos todos los que hemos tenido y querido a una mascota) lo que vive el chaval y pasándolo mal cada vez que “Desdentao” está en peligro. Porque los demás lo llaman “Furia nocturna”, en definitiva los hombres y los dragones están en guerra, y la única opción es acabar con el enemigo.
Estando dirigida especialmente para los más pequeños, me parece un gran acierto de la película incluir un mensaje de comprensión, colaboración y amistad, ya sea entre pueblos, generaciones o incluso especies diferentes, resultando una gran lección para que los chavales puedan comprender el origen de muchos de los problemas del mundo (ahora y siempre): el ataque a lo diferente. Es una lástima que no se haya optado por introducir una mayor dosis de madurez, violencia y tristeza en la historia, habría redondeado la película, sin tener que mostrar sangre ni nada desagradable. Se la remata de manera blanda, y creo que la perjudica. No obstante, y como decía al principio, se trata de una película muy recomendable para todos los públicos, muy entretenida y con escenas realmente emocionantes.