Mañana, 5 de marzo, se estrena la adaptación de la serie 'Cazadores de dragones' ('Chasseurs de dragons', 2008), dirigida por Guillaume Ivernel y Arthur Qwak. En el original, el protagonista está interpretado por Vincent Lindon, mientras que en el doblaje al inglés, es Forest Whitaker quien le presta su voz. Ninguna relación con 'Cazador de dragones' ('Dragon Hunter', 2008), que apareció ayer en DVD y que está realizada por Steve Shimek. Tampoco con el film de Dreamworks que nos llegará el 26 de marzo, 'Cómo entrenar a tu dragón' ('How to Train Your Dragon', 2010), de Chris Sanders y Dean DeBlois.
En el film se introduce como novedad con respecto a la serie al personaje de Zoe, una niña que vive en un castillo, junto a su adinerado tío y un estirado sirviente. El castillo está en peligro, pues ninguno de los caballeros que lo protegían ha sobrevivido. Esto motiva al señor Arnold a enviar a su sobrina al convento de las Hermanas Desdentadas para que esté a salvo. Pero ésa no es la único razón: la pequeña tiene una vívida imaginación y quiere aprender el arte de cazar dragones. Suele disfrazarse de caballero Gótico y fingir batallas en su habitación. Su comportamiento es poco «femenino» y por ello debe ser educada por las monjas. Gwizdo y Lian-Chu son dos amigos que recorren las aldeas vendiéndoles a los campesinos sus servicios como cazadores de dragones, pero no les va muy bien, ya que no son «creíbles». Cuando aparecen ante el castillo por casualidad, Zoe decide que pueden ayudar a su tío y éste los contrata para acabar con un enorme dragón que le arrebató la salud años atrás: el Zampamundos.
El desarrollo argumental, aunque resulta entretenido, se presenta similar al de otros relatos ya conocidos. No son los personajes, creados a partir de estereotipos fijados en films de animación —la niña valiente, pero insoportable; el timador con buen corazón, el cobarde que encuentra su valor y el alivio cómico—, los que aportan originalidad a 'Cazadores de dragones'. El humor se encuentra muy disperso, salvo por aquellos momentos que no son chistes intencionados, sino situaciones o diálogos que descolocan —los conejitos de peluche o la penúltima frase de la canción en español, sería un buen ejemplo—.
A pesar de todo ello, se trata de una película recomendable por su amplio despliegue de imaginación. Es en sus dibujos donde se encuentran el valor y la originalidad de esta cinta. El mundo de estos personajes está compuesto por islas flotantes, similares a las de 'Avatar'. El movimiento fluido de estos pedazos de tierra y la manera en la que están unidos, por calzadas similares a las romanas o piedras que forman caminos, hacen volar la imaginación. Es de gran riqueza, asimismo, la variedad de ambientes que se encuentra sobre cada uno de los fragmentos, desde ciudades amuralladas, semejantes a la de Minas Tirith, a plazas empedradas con catedrales y monumentos, pasando por terruños tomados por la naturaleza. Es una gozada contemplar el recorrido de los protagonistas por estos lugares.
Igualmente imaginativa es la creación de uno de los monstruos que les salen al paso a los héroes de cuento. Se trata de un dragón que se compone de murciélagos rojos y que, por lo tanto, no puede ser herido por flechas ni disparos. Individualmente, estas pequeñas bestezuelas también exhiben un simpático comportamiento. Este enemigo dará pie, a su vez, a una gran secuencia cómica. Otro de los personajes es un caballero de brillante armadura, que recuerda al metal bruñido de 'Excalibur', de John Boorman.
Los referentes de estos universos podrían estar en ilustraciones de diversa naturaleza. En el cómic europeo encontrábamos ya las tierras huecas del mundo vertical de 'Zara', en la serie de François Schuiten. La última parte de 'Cazadores de dragones' podría remitir a 'El cementerio de catedrales', de Andreas. Esos mundos flotantes ya descritos pueden recordar a la labor como ilustrador de Roger Dean, famoso especialmente por las portadas de los discos del grupo de rock sinfónico Yes, como 'Keys to Ascension', 'Union' o 'Close to The Edge'.
Por lo tanto, nos encontramos ante un film correcto y muy completo para un disfrute infantil, pero que se puede apreciar con cualquier otra edad gracias a sus imaginativos paisajes.