«¿Qué vamos a hacer con literalmente --no figuradamente-- una tonelada de cocaína?» --Sterling Archer
Hay series que toman riesgos y deciden ir a por todas con sus decisiones, aunque eso incluya cambios de género en el camino. Lo importante es no perder la esencia de lo que son. La quinta temporada de ‘Archer’ es un experimento de su creador, Adam Reed, que declaró estar algo aburrido de crear historias de espionaje para tener entretenidos a los miembros de ISIS y decidió reconvertir la serie en una historia de narcotráfico sin perder un ápice de genialidad. La cita con la que comienzo este análisis es la que cierra un ciclo e inaugura ‘Archer Vice’, como se ha titulado esta nueva dirección.
La quinta temporada de ‘Archer’ comienza con un ataque a las oficinas de ISIS, enseguida queda claro que no es ninguna agencia enemiga sino el FBI haciendo una redada. Parece ser que Malory Archer lleva años pasando de la normativa y la agencia está operando sin licencia, incurriendo en un delito de traición. Tras los pertinentes rifi-rafes e interrogatorios --en ISIS siempre están dispuestos a tirar de la manta en provecho individual-- Malory logra que queden en libertad bajo la condición de desmantelar ISIS.
Es entonces cuando se desvela que, de tantos años de operaciones, ISIS tiene incautada una tonelada de cocaína. Sterling tiene la gran idea: formar un cartel de la droga y hacerse multimillonarios vendiendo toda esa coca. Por otro lado, refugiados en la mansión de Cheryl, Malory ve otra idea de negocio: convertir a ésta en una estrella del country bajo el nombre artístico de Cherlene.
Pero, como os podéis imaginar, si ya eran un tanto desastre en las operaciones de epionaje, más lo son en cuanto al tráfico de drogas. Los primeros intentos son absolutamente desastrosos, Pam se vuelve una adicta a base de comer cocaína (yogur, batidos, donuts, escayola médica...), Cherlene se vuelve una diva del "Outlaw Country!" y a lo largo de la temporada se verán envueltos en una trama de tráfico de drogas y armas con la CIA y una república bananera de por medio.
Un ejercicio de introspección
‘Archer Vice’ es probablemente la mejor temporada de la serie y, aparte del grado de comedia, porque es una mirada "meta" a todo lo que es 'Archer'. La locura que siempre es la serie se ve aquí amplificada hacia un extremo y se suceden reflexiones sobre las actitudes y personalidades de los personajes. Se da una paradoja brutal porque sin dejar de ser una comedia desternillante nos encontramos con diálogos serios y con el toque justo de profundidad.
Desde cosas algo más anecdóticas como referencias a que Malory siempre tenga una copa en la mano, que Sterling siempre se meta en situaciones peligrosas porque de algún modo casi siempre acaban bien o que hayan abandonado el "fraseo"; hasta algo más importante para los personajes como los complejos de Pam, la emasculación continua de Cyril o la maternidad de la voz de la razón, Lana, y los miedos que conlleva.
He de reconocer que me asustaba un poco cuando, al poco después de anunciarse la renovación de ‘Archer’ por dos temporadas más, Adam Reed declaró que lo próximo en la serie sería deshacer este “reinicio”. Es decir, en la próxima temporada la serie volverá a ser la spy fiction que tanto hemos disfrutado los cuatro años pasados. Digo que me asustaba porque con lo bien que ha estado este soplo de aire fresco que ha resultado ser “Vice” me parecía un paso atrás innecesario.
Sin embargo, este final de temporada supone un nuevo punto definitorio en la vida de Sterling Archer. Los personajes, sobre todo el protagonista, está madurando y eso es un proceso sin marcha atrás. Puede que la sexta temporada de ‘Archer’ volvamos a ver una nueva ISIS restaurada, pero la vida les está cambiando y puede que sea mejor o peor, pero no será igual.
En ¡Vaya Tele! | Brillante tercera temporada de 'Archer'
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