La última película estrenada de 'Los caballeros del Zodiaco' es otro de esos ejemplos que han puesto de acuerdo a la crítica y a aficionados del anime, siendo el enésimo ejemplo de adaptación del medio animado a la acción real que fracasa estrepitosamente. Nivel de preguntarse que por qué se molestan en exponernos a esto, que no parece tener cualidades para contentar a ninguna clase de público.
Llevar los códigos del anime al blockbuster de acción real es una obsesión de Hollywood de igual modo que lo están siendo también los videojuegos, porque hay mucho potencial comercial ahí, pero no terminan de dar con la tecla. Por eso llevamos años oyendo rumores de una película de 'Akira' que nunca va a ninguna parte. Curiosamente, este año sí hemos podido disfrutar de una película grande que no sólo mira los códigos del anime sino que los integra de manera apropiada, y sin adaptar ninguno. De hecho, su propiedad intelectual es otra. Se trata de 'Creed III'.
Derechazos estilizados
La tercera película del spin-off de 'Rocky' es uno de los mejores estrenos grandes que hemos podido ver en salas este año, con Michael B. Jordan haciendo su gran estreno como director en una película que tiene emoción clásica, inquietudes sociales y mucha influencia de la animación oriental. Una increíble combinación que ya se puede ver en streaming a través de Amazon Prime Video.
En esta nueva secuela vemos a Adonis Creed realizando su retirada y preparándose para la nueva etapa de su vida, combinando ser padre de familia con una aventura empresarial importante que le siga ligando al mundo del boxeo. Es entonces cuando aparece una figura de su pasado, Damian (interpretado por Jonathan Majors de una manera que ahora resulta casi autobiográfica), que quiere la oportunidad en el deporte que nunca tuvo por ir a la cárcel hace casi dos décadas. Adonis intentará ayudarle, pero pronto se dará cuenta de que su ambición y sus métodos resultan más peligrosos de lo esperado.
Hay varios aspectos que esta película hereda de 'Rocky III' (curioso dada la ausencia de Sylvester Stallone), incluyendo un Rocky alejado de sus raíces, cegado por la celebridad, considerando el retiro hasta que surge un violento y hambriento contendiente. Sin embargo, al igual que la 'Creed' original, esta película reformula esas claves para reflejar la realidad afroamericana en las calles, marcadas por la violencia, y mostrando otros rincones distintos a los que pisaba el anterior protagonista de este universo pugilístico.
'Creed III': duelos por todo lo alto
Las reflexiones sobre la fama y la industria son sutiles y agradecidas, mostrando que Jordan no se conforma en la historia que quiere contar. Por supuesto, no falta un componente emocional en este conflicto muy convincente, incluso con sus dosis altas de melodrama que muestran también influencia de los animes a los que el director y actor es aficionado. Unos animes que también realzan unas secuencias de pelea descomunales y espectaculares, que consiguen tener la brillante exageración de la animación sin dejar de tener el ritmo y fuerza de la acción real.
El duelo final muestra cómo la realización de Jordan alcanza sus máximos niveles, colisionando el drama entre los personajes principales con las ambiciones visuales que trata de introducir en el blockbuster americano. Emoción, actores bien dirigidos (el protagonista se luce nuevamente, aunque Majors es una fuerza de la naturaleza) y coreografías contundentes. Es una sorpresa muy refrescante que redondea la experiencia de 'Creed III' y hace pensar que, si vamos a tener oleadas de animes adaptados a la sensibilidad del espectáculo estadounidense, no viene mal tener a directores como éste al mando que entienden cómo funcionan ambas cosas.
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