Este fin de semana se anunció la inesperada muerte de Terence Davies, uno de los cineastas británicos más respetados por la singularidad de sus películas, marcadas por el refinamiento y el cuidado extremo. Un director de melodrama reposado, de explorar emociones de manera sosegada siguiendo la fina bisutería visual de gente como David Lean o Max Ophüls, dos referencias muy citadas.
En las profundidades de la emoción prohibida
Probablemente no haya mejor manera de recordar su memoria que rescatando algunas de sus obras más destacadas, como puede ser el caso de 'The Deep Blue Sea'. Una adaptación teatral (disponible para ver en streaming a través de Amazon Prime Video y de Filmin) que despertó sensaciones entre los fans del cine de autor y se ha erigido como uno de los dramas románticos más especiales de este siglo, con unos memorables Rachel Weisz y Tom Hiddleston al frente.
En el represivo contexto de la Inglaterra de los años cincuenta vemos la acomodada vida del personaje de Weisz, esposa de un juez del Tribunal Supremo que disfrutan de una posición privilegiada en la sociedad británica. Pero ella decide romper con todo y seguir a su corazón, que la dirige hacia un apuesto ex piloto de la Real Fuerza Aérea con el que decide vivir, para asombro de todo el mundo.
El escándalo a partir de observar a alguien siguiendo los designios de la pasión más allá del estigma social que le pueda suponer. Aunque lanzarse a ello no conlleve necesariamente la paz del espíritu. La obra teatral original fue la vía de su autor para expresar sus frustraciones como hombre homosexual en un ambiente puritano y hostil contra sus anhelos, que trata de representar a través de un personaje femenino meticulosamente construido.
Una visión artística con la que el director británico conecta a la perfección, ya que él mismo experimentó dificultades sociales como hombre homosexual. Davies sortea la rigidez pomposa en la que caería otra adaptación teatral a través de una composición de imágenes propias de la pintura. Cada fotograma parece un cuadro muy calculado, quizá hasta extremos que también son algo rígidos de más para despertar las emociones que pretende.
Esas características le hacen un director completamente especial, aunque también uno que puede desafiar la paciencia de determinados espectadores, incluso los habituados a un cine de autor reposado que desentrañan emociones de manera muy sutil. 'The Deep Blue Sea' se vuelve muy representativa de aquello que le distingue, al mismo tiempo que nos ofrece las versiones más exquisitas de sus actores.
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