Los mecanismos de la comedia son altamente complejos, a pesar de que en ejecución se ven realmente sencillos y eficaces. Mayormente se le ve como arte menor, como payasada que no merece tanta consideración como dramas u otras obras más "elevadas", a pesar de poder comunicar en ocasiones más que dichas obras.
La clave es, por supuesto, no mirarla por encima del hombro y emplearla como cualquier otro medio de expresión que puede emplear un artista. Puedes llegar incluso a intentar desentrañar el sentido de la existencia y las consecuencias de nuestro paso en la tierra. Todo eso esconde, por ejemplo, 'Symbol', una más que peculiar comedia japonesa que es toda una joya a descubrir dentro del catálogo de Prime Video (y también del de Filmin).
Encerrado en el absurdo
Lo primero que vemos, eso sí, no parece nada japonés. Nuestro primer acto nos presenta una remota ciudad mexicana donde un ambicioso luchador se prepara para el gran duelo donde peleará por el campeonato, acompañado además de toda su familia. Acto seguido, nos introducimos en la misteriosa estancia donde aparentemente pasaremos la mayor parte de la película, al igual que el protagonista.
Este protagonista, interpretado por el mismo director y guionista -además de cómico de largo recorrido- Hitoshi Matsumoto, se encuentra con un pijama estrafalario en una habitación misteriosa. Una en la que, de repente, aparecen representaciones de querubines cuyos penes terminan decorando las paredes de la estancia, funcionando a modo de interruptores que activan diferentes funciones cada uno.
Entre varios intentos de ensayo y error, el protagonista intentará descubrir cuando de esos interruptores pene es el que abrirá la aparente prisión en la que se encuentra, además de ver cuáles les resultan beneficiosos -proporcionando comida- o perjudiciales -le lanzan pedos-. O a veces ninguno de lo anterior. Es todo tan impredecible como absurdo, lo cuál añade una gran intriga sobre hacia donde conduce todo esto.
'Symbol': payasadas profundas
Con algo de toque de prisiones intrincadas a lo 'Cube' y también mucha de la comedia absurda y física de una 'Terroríficamente muertos (Evil Dead II)' -la interpretación de Matsumoto resulta tan desquiciada e hilarante como la de Bruce Campbell en dicha película y, al igual que él, consigue sostener toda una película él solo-, la película ofrece un enorme disfrute superficial.
Aunque poco a poco va desvelando más ambiciones en torno a lo que sucede, explicando incluso el por qué de la trama paralela mexicana. Unas ambiciones que buscan tratar el propio sentido de nuestra existencia.Todo ello sin renunciar a cierta estructura de gag continuado, muy cercano a una comedia de los Monty Python que también eran capaces de tratar aspectos como 'El sentido de la vida'. Matsumoto expone claramente el potencial de la payasada y el absurdo para tocar aspectos fundamentales sobre nuestra condición. Por ello, 'Symbol' puede parecer un gran disparate por el gusto de serlo, pero sabe ofrecer mucho más en poco más de hora y media llena de diversión.
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