Una de las cosas que nos lleva a ver cine es la pura emoción plasmada en pantalla, el tenernos al borde del asiento porque lo que estamos viendo nos tiene completamente agarrados. En sus mejores momentos, podemos encontrar momentos de tensión que nos sacuden por completo, de arriba a abajo, de dentro a afuera, y se nos queda la sensación unos cuantos días.
La exposición repetida al cine puede llevar a cierta desensibilización que haga menos común este éxtasis sensorial, o que ya sólo nos produzca impresión despliegues modernos cada vez más enormes. Pero el blockbuster más ruidoso puede perder perfectamente contra una buena pieza clásica como 'El salario del miedo', capaz de hacerte arañar el sillón intensamente durante buena parte de sus dos horas y veinte minutos con elementos que, vistos hoy día, parecen mínimos. Pero pocos pueden igualar esta experiencia, disponible en Prime Video.
Carga maldita
En 1950 se estrenó la novela francesa de mismo nombre, "Le Salaire de la peur", de George Arnaud, y el director Henri-Georges Clouzot rápidamente se posicionó para adaptarla a la gran pantalla. La historia nos muestra cómo un pozo petrolífero en Uruguay se incendia y la compañía eléctrica americana tiene que llevar allí nitroglicerina para generar una explosión que contenga el fuego. El problema es que, además de que la nitroglicerina es extremadamente volátil, hay que transportarla por unos senderos accidentados y peligrosos, empleando un equipamiento deplorable para ello.
Ningún trabajador sindicado puede acceder a semejantes condiciones, tan deplorables. La compañía decide que es mejor contratar, de manera más económica, a cuatro hombres europeos que accedan por una suma que consideren suficiente para salir de la región uruguaya en la que se encuentran. Todos estos ingredientes bastan para crear todo un ejercicio de tensión increíble, que va a tenerte pegado a la pantalla en todo momento.
Pero no sólo tenemos un thriller notablemente ejecutado por Clouzot, un interesante cineasta francés que ejerce casi de eslabón perdido entre la primera ola de cine francés y la nouvelle vague. El director induce un feroz mensaje cargado de nihilismo contra la situación de estos hombres y los actos cometidos por esta compañía. Fue tan fuerte su crítica que en Estados Unidos se vieron obligados a aplicar cierta censura a la película, creyendo que estaba poniendo por los suelos toda su industria.
'El salario del miedo': al borde del asiento
Pero Clouzot, como bien dijo él mismo, la película no es tanto "anti-americana como es anti-todo". Criado desde niño con novelas negras de detectives por su juventud enfermiza, el galo desarrolló un fuerte sentido nihilista que se ha plasmado en su cine, y se palpa en cada instante de 'El salario del miedo'. Se nota especialmente dirigido hacia las motivaciones monetarias de los personajes y el sistema que habitan, dando un mensaje tan poderoso como estremecedor que complementa bien el musculoso ejercicio de narración.
Ver esos destartalados camiones con carga pesada, recorriendo caminos cochambrosos, mientras estos hombres comparten instantes llenos de humanidad -de la parte más fea de la humanidad concretamente- hacen de esta película una experiencia que te tiene absorbido. Tensión por las nubes, pensando que cualquier cosa puede suceder en cualquier momento, y llevándote las manos por la cabeza viendo algunas de las decisiones que toman estos personajes.
Ver 'El salario del miedo' te deja totalmente noqueado, pero extrañamente satisfecho. Una obra maestra absoluta muy complicada de igualar. Y eso que no se quedó corto precisamente William Friedkin haciendo su propia versión con 'Carga maldita'.
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