Interpretar al Capitán América es una oportunidad única en la vida que te va a propulsar como muy pocos papeles lo van a hacer. Pero, eso sí, no te va a garantizar nada, y de ahí que la carrera como estrella de Chris Evans no sea tan potente como el de otros grandes nombres cuando no ha empuñado el escudo. Eso en lo comercial, pero a su favor cabe decir que no ha desaprovechado las oportunidades que le ha dado el papel y ha intentado sacar adelante proyectos poco comunes.
Sobre el papel, liderar una película de ciencia ficción con fuerza y mensaje potente suena a una apuesta segura para demostrar que puedes atraer al personal. Pero la cosa cambia cuando quien verdaderamente lleva el vehículo es uno de los directores más importantes de este siglo, dispuesto a hacer una película tan demoledora como extravagante dentro de lo posible. Y el resultado final no podría ser mejor, como podemos comprobar a través de Prime Video reproduciendo la imprescindible 'Rompenieves (Snowpiercer)'.
Lucha de clases sobre ruedas
El director, por supuesto, es Bong Joon-ho, que se lanzó a su primera gran producción internacional tras haber causado sensación en Corea del Sur con sus películas. Consiguió engatusar a los Weinstein para una ambiciosa adaptación de la novela gráfica de Jean-Marc Rochette y Jacques Loeb de mismo nombre, y que a la postre daría para la versión televisiva que está siendo sensación en Netflix.
Pero nada como la película de Bong, que logra condensar lo importante y conectarlo con sus obsesiones sobre la condición humana en los estrictos y deshumanizantes límites del capitalismo. Qué mejor manera de exponer ideas sobre la lucha de clases que un grandísimo tren con vagones divididos en diferentes escalafones de población, que van recibiendo acorde a la posición social ligada a la posición geográfica del tren.
Un tren al que, dicho de paso, están atados los personajes a la fuerza. Un cataclismo fatal para intentar frenar el calentamiento global causa una congelación extrema del planeta, y los pasajeros del Rompenieves son los únicos supervivientes del planeta.
Aunque no por ello la situación es sostenible, y una comitiva liderada por el personaje de Evans trata de montar una revolución que llegue hasta la locomotora del tren. Sólo para encontrarse una realidad aún más intrincada y terrible de lo que esperaban.
'Snowpiercer': a bordo del tren de Bong
Las alegorías no son especialmente sutiles, pero son estimulantes por lo bien hiladas que van a un thriller estructuralmente de hierro, que maneja intriga con un tono sin miedo a ir a lo grande. Ya sea con secuencias de acción potentes o con un sentido del humor retorcido -o todo a la vez-, Bong Joon-ho no da oportunidad al aburrimiento.
Y tampoco hace demasiadas concesiones para audiencias internacionales, ya que hace una película puramente suya pero hablada en un idioma distinto al coreano.
Durante el ciclo de promoción de 'Parásitos', Bong reflexionaba que él quería contar una historia puramente coreana, pero la manera en la que todo el mundo ha conectado con ella le hizo ver que los males que retrataba eran universales. Los males del capitalismo. Saber desarrollar eso en películas realmente entretenidas e ingeniosas es una de las claves no sólo de 'Snowpiercer', sino de toda su carrera. Motivos suficientes para estar en su tren.
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