Sí, 'La habitación de al lado' consiguió el León de Oro hace unos meses, pero no es tan fácil encontrar una película española que sea tan vista en todo el mundo este 2024, pero la nueva situación del mercado streaming lo ha hecho posible conun número uno en más de 90 países y hay que analizar las razones por las que parecía que el género zombie había tocado fondo y sigue llamando la atención de los espectadores, ya más de veinte años después de la resurrección del subgénero. Sea cual sea la razón, lo cierto es que ‘Apocalipsis Z: el principio del fin’ es una muy sólida adaptación de la importante novela que dio lugar a una trilogía.
Tras múltiples intentos de series y rodajes cancelados, ha llegado dos décadas después de que Manuel Loureiro empezara su blog en forma de bitácora diaria con el día a día de un superviviente a una invasión de muertos vivientes. Es inevitable no pensar que era ya tarde para hacerla, pero al menos, la película recupera cierta ingenuidad perdida de aquella excitante primera ola de literatura zombie que también bebe del ingenio de la icónica ‘The Zombie Survival Guide’ que se trasladó al texto de aquellos capítulos en pequeños sorbos.
Muchos acabaron recopilados en un primer volumen que daría lugar a toda una biblioteca interminable surgida por un fenómeno editorial que además de las secuelas oficiales dio lugar a un mercado con nombres como Carlos Sisí, Vicente García, Alfonso Zamora o incluso la mediocre ‘Extinción’ de Juan de Dios Garduño, que logró pasar al cine antes que la propia obra que había azuzado el frenesí de publicaciones. Y es imposible no mirar con cierta nostalgia esa época, cuando aún ‘Guerra Mundial Z’ era el santo grial que todos queríamos ver adaptado y no llegó a ser.
Infinidad de secuelas de ‘Resident Evil’, noventa spin offs de ‘The Walking Dead’ y toda una gama de ficciones apocalípticas, auspiciadas por la huella de George A. Romero, aunque no fueran de infecciones, que nos hicieron olvidar por qué nos gustaban los podridos caminantes el género. Por ello, esta ‘Apocalipsis Z’ se separa de la masa de un subgénero agotado abrazando su olvidado lado más aventurero, más de tebeo por entregas, como aquel delicioso ‘Superviviente’ de los tomos de ‘Ultramundo’ de 1987.
Resurrección volviendo a los básicos
Con una dirección meramente pragmática, quizá no a la altura de su bien construido guion, el ritmo nunca descansa, siendo capaz de comprimir muchas etapas y situaciones episódicas en menos de dos horas. La supervivencia limita el drama y se centra en la pura peripecia y no tanto en lo sangriento, aunque en las situaciones esperables se produce un déja vù inevitable, como cuando encuentra un bebé infectado, que no deja de ser una variación del mismo momento de ‘Zombie’ de 1979, que también imitaba ya ’28 días después’.
Es más, es difícil ver una película de epidemias sin que nos recuerde con incomodidad a la catástrofe del Covid-19, y el guion sabe entrar en esos momentos de trauma colectivo con cierta ironía, un poco con el sarcasmo de un ‘No mires arriba’, pero sabiendo salir rápidamente del paso, como de casi cualquier encuentro del protagonista, que nunca se estanca más de lo necesario, ni siquiera en el simpático y tierno consorcio con una anciana, que en ‘The Last of Us’ se habría convertido en un episodio de una hora y diez de flashback sin diálogos y diversas pistas de música clásica sobre el día a día de la mujer y su marido haciendo pan y cultivando pimientos de padrón en la terraza hasta que el anciano se moría como en el prólogo de ‘Up’.
Sin embargo, la película sabe sortear los momentos de drama excesivo para volver a canalizar parte de esa sensación de andanzas en un mundo colapsado con cierto regusto clásico, que tan bien lograba Romero con las trampas y trucos de un grupo de supervivientes para lograr conquistar un centro comercial. Hay muchos detalles del estilo aquí, desde el uso de carritos de la compra como estrategia de defensa y movimientos propios de la picaresca, una fórmula que confía en el carisma de Francisco Ortiz, una joya nacional que habría que valorar mucho más.
Cambio de rumbo en un género agotado
Ortiz encarna a un perfecto Manel. Íntegro, con una nobleza cercana, su característica voz profunda con la que cautivó en ‘¡García!’ y una perfecta solvencia para las escenas de acción. Un buen acompañante en las posibles secuelas que, si todo funciona como parece, deberían seguir a esta ‘El principio del fin’. Todas las simpatías que despierta, claro, se multiplican gracias a la relación con su mascota. No deja de ser curioso que en el mismo año tengamos dos películas postapocalípticas en las que los protagonistas no dan un paso adelante sin sus gatos.
Lúculo y Frodo de ‘Un lugar traquilo: día uno’ son los dos héroes supervivientes inesperados del cine fantástico y terror de 2024, puede que porque en ambas películas se sale de la tendencia a la insistencia decadente del cine sobre el fin de la civilización y se tantea, cada una a su manera, una alternativa que encuentra algo de esperanza en medio del caos, una mirada ligeramente menos tremendista y que asume que el género es más que batear la cabeza del personaje más querido por el público o incluso ver más formas distintas de matar a un caminante ¿Acaso no las hemos visto ya todas?
‘Apocalipsis Z: El principio del fin’ juega con todos los clichés habidos y por haber, pero los trata de mover a favor de un tono lúdico. Esa huida en lancha con tiroteo, o la carrera en moto huyendo de los zombies, que recuerda a una versión menos verbenera de la de ‘Planet Terror’, nos parecen indicar que lo que le interesa a esta nueva trilogía es la evasión con regusto a peli de padre y no la reincidencia en los mismos temas Hobbesianos en los que cierta serie había metido al género sin solución de continuidad.
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