Ninguna crítica expresa mejor la distancia que el espectador ha establecido, por decisión propia o involuntaria, con una determinada obra donde la forma resulta tan prominente como “es un mero ejercicio de estilo”. Como si eso fuera poco. Pero el tiempo ha terminado dando mucha trascendencia, vía reapreciación o influencia posterior, a los vacíos ejercicios de estilo del pasado.
A veces la forma es el mejor mecanismo para llegar a un fondo emocional, a dejar al espectador con la sensación de estar abrumado porque es justo la intención buscada. Por supuesto que hay determinados ejercicios atléticos en lo cinematográfico, como los planos secuencia, que pierden fuerza por el abuso a la hora de emplearlos. Pero no es el caso de ‘1917’.
Sobreviviendo en tierra de nadie
La extraordinaria película bélica de Sam Mendes es uno de los templos del cine bélico de este siglo XXI, y una de las obras clave en centrarse en la Primera Guerra Mundial, menos tratada por el cine con el paso del tiempo. George MacKay lidera con increíble fuerza esta sobrecogedora experiencia continuada que se puede ver en streaming a través de Amazon Prime Video.
En el momento más crudo del enfrentamiento entre ingleses y alemanes, con las trincheras ejerciendo de separaciones que en cualquier momento pueden ser derribadas, dos soldados disfrutan de un pequeño momento de paz. Pero este queda interrumpido cuando reciben el encargo de atravesar la tierra de nadie para mandar un mensaje que puede significar la salvación de miles de hombres, incluyendo el hermano de uno de los soldados.
Mendes construye una película que no tiene exactamente circular, pero está estructurada para que las paradas se sientan similares y los puntos de inflexión resalten. Es una de sus meticulosas decisiones para poder reflejar fielmente la experiencia del combatiente británico en este conflicto, el cambio drástico de perspectiva. Una historia que siente de manera especialmente personal ya que su abuelo fue soldado en dicha contienda y sus recuerdos dieron forma a lo que vemos en la película.
‘1917’: la forma engrandeciendo el fondo
Nos muestra experiencias y sensaciones de bastante urgencia, casi primarios, que decide elevar a través de una forma que es, incuestionablemente, extraordinaria. La construcción de la acción recibe casi más atención que otros aspectos, pero permiten que todo lo que deba sentir el espectador respecto a los soldados que observa florezca como es debido. Casi de forma orgánica, a pesar del evidente aspecto de manufactura.
Mendes muestra una dirección increíble, reflejada a través de tres pilares fundamentales en forma de colaboraciones. Una es MacKay, un imponente rostro que es capaz de dar la talla física y ofrecer la emoción que cada escena requiere. Otro es Roger Deakins, haciendo uno de sus mejores trabajos en la dirección de fotografía para darnos secuencias imprescindibles y como nunca habíamos visto. Y la otra es Thomas Newman, otro veterano dando lo mejor de sí mismo para que la música transporte a la audiencia allá donde es preciso. Todos en conjunto dan una película que todavía asombra.
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