Una manera diferente de enfocar el cine negro, con interpretaciones sobresalientes y un tono afilado
El género negro y detectivesco en el cine está asociado indistinguiblemente a un espíritu y visión del mundo bastante cínico, incluso desolador. La profundización entre los bajos fondos y el contacto diario con las peores conductas humanas terminan marcando el tono más oscuro que resulta hasta depurador, tanto de ver como de leer.
A ello ha contribuido sin duda un autor como Dashiell Hammett con personajes como Sam Spade, tan icónico a través de la interpretación de Humphrey Bogart en ‘El halcón maltés’. A pesar de ello, la siniestra solemnidad con la que aborda el noir no ha sido siempre su manera de proceder, y hemos tenido un ejercicio de género que podía resultar ligero y hasta divertidamente delicioso. El ejemplo más claro es ‘La cena de los acusados’.
Una desaparición con los postres
Estrenada hace ya 90 años, tomando otra novela de Hammett como base para adaptar, esta película de crimen y suspense de W.S. Van Dyke es todo un clásico imprescindible del género. Unos extraordinarios William Powell y Myrna Loy dan forma a la gran pareja protagonista que luego lideraron una serie de fantásticas aventuras detectivescas. Esta primera, la más esencial, hoy se puede ver en streaming a través de Amazon Prime Video (y también en Filmin).
Nick y Nora Charles tratan de disfrutar de su tranquila y pudiente vida, rodeada siempre de cócteles. Él se ha retirado de la práctica como detective privado, y ella cuenta con recursos económicos ilimitados para permitir esta jubilación anticipada. Pero ella, motivada por un sentido de la aventura, anima a su marido a volver a la acción para investigar una misteriosa desaparición y los oscuros motivos de varias de las personas conectadas a dicha persona.
La película de Van Dyke es capaz de tratar todo con una ligereza despampanante, incluso aspectos tan particulares como ese alcoholismo funcional del que hacen gala los Charles que destaca tanto a ojos del presente. Son aspectos que, bien exagerados o bien representativos de una época y determinada escala social, la anclan a su tiempo aunque no por ello dejan de resultar exquisitos de ver. De hecho puede verse cómo su tono divertido tiene su influencia en muchas historias detectivescas contemporáneas, como pueden ser las de Rian Johnson en ‘Puñales por la espalda’ o ‘Poker Face’.
‘La cena de los acusados’: mordaz, divertida e inteligente
El humor del que hace gala, muy probablemente elevado con respecto al material original de Hammett, es ágil, afilado como un cuchillo recién pulido, y también profundamente maravilloso. Las líneas no se enuncian, se disparan, en una gran mezcla de elocuencia y un punto de mala baba. Esto añade dinamismo allí donde en la trama y en el misterio se aprecia falta de claridad.
Pero no sería un noir si el suspense no terminase siendo algo confuso y más sostenido por la atmósfera que se crea. Y en ese aspecto, ‘La cena de los acusados’ es sobresaliente por su atmósfera divertida y entretenida, con Loy y Powell dando interpretaciones sobresalientes. Powell en concreto queda para siempre en el recuerdo por esa manera de articular las palabras que parece adelantar a pasos agigantados los avances del cine sonoro y la interpretación para el cine.
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