Intentando desmontar su condición de icono cinematográfico absoluto, a Martin Scorsese se le ha reducido como maestro del cine de gángsters, como si su filmografía no fue lo bastante inmensa para tener muchas más películas que no son de ese género. Un error más común de lo que parece, al igual que la tendencia a creer que esta exploración de las vidas dentro de la mafia se corresponden con una glorificación de la misma, obviando tanto los finales de las películas en sí como la herencia europea en su estilo que le hace ser observador en lugar de juez.
Dicho esto, es difícil negar que muchos de los grandes impulsos en su carrera han llegado cuando bucea en estos submundos criminales, ya que conseguía aclamación y éxito a través de ellos. Y también ha hecho varias de las mejores películas en este género, siempre añadiendo dimensiones y aristas que las ponen por encima del resto. Todo esto ya se aprecia en su primera incursión: 'Malas calles'.
Vida callejera
La primera obra imprescindible de muchas en la carrera de Scorsese, que cumple 50 años desde su estreno en cines. Un relato cargado de vida, de peligros, de dudas, de prejuicios, de estilo. Puro brillo en su paseo por los bajos fondos de la mano de Harvey Keitel y un Robert De Niro con el que se junta por primera vez, que se puede disfrutar en streaming a través de Amazon Prime Video además de Filmin, de Movistar+ y de FlixOlé.
Keitel interpreta a Charlie, que es casi una extensión de su personaje en el debut de Scorsese '¿Quién llama a mi puerta?'. Este joven italoamericano va progresando en la mafia neoyorquina durante los años setenta, aunque este ascenso sólo será posible manteniendo una prudente distancia en algunas de sus relaciones personales, desde las sexuales hasta la que mantiene con su irresponsable amigo Johnny Boy, al que da vida De Niro.
Es cierto que la personalidad queda patente desde una secuencia de créditos con instantes llenos de vida a ritmo de 'Be My Baby', que todavía mantiene ese espíritu juvenil y hasta estudiantil de volcar el cine extranjero y la música que le apasiona. Pero el Scorsese que todos reconocen y admiran despega por completo en una perfecta secuencia a ritmo de Rolling Stones, donde el personaje de De Niro entra en un bar montando un espectáculo ante la atenta mirada de Keitel.
'Malas calles': responsabilidad y culpa
El ritmo, la puesta en escena, las intenciones que se desvelan sin palabras. Es todo puro Scorsese, dando una nueva vía de expresión para el cine americano que mantiene esencia clásica e influencia europea. El desarrollo de la película es también fascinante, esquivando por completo la glorificación de este mundo del que tanto se le acusa con una violencia descarnada, y también muchas dudas existenciales que el protagonista expresa a través de la religión.
Esos sentimientos de culpa y responsabilidad muestran también otra clave de Scorsese, católico profundo que hasta llegó a considerar el camino del seminario antes que el del cine. A través de un interesante Judas (figura constante en su obra, y que en 'La última tentación de Cristo' es interpretado por el mismo Keitel), el director intenta hacer algo muy personal en un mundo que ha presenciado pero del que siempre ha mantenido distancia. Y es por ello que sus visitas a estos terrenos oscuros siempre ofrecen algo diferente, algo que otros intentan capturar pero sólo raspan superficialmente.
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