Un relato folk contemporáneo con un marketing absolutamente memorable
Estos últimos años se está evidenciando la importancia del marketing para crear fenómenos en el cine de terror, pero también incluso para potenciar su mitología. ‘Smile’ arrasó hace un par de años gracias a imágenes fáciles pero de impacto, convirtiéndose en una franquicia en el proceso, y Neon este año está pasándose el juego con ‘Immaculate’ y especialmente con la exitosa ‘Longlegs’, cuidando al máximo las imágenes compartidas y acrecentando especialmente la propuesta de esta última.
Podríamos llegar a considerarla herederas de una manera de proceder de hace dos décadas y media, donde se hizo un esfuerzo medidísimo para acrecentar el misterio y el canguelo en torno a un pequeño milagro que había surgido del panorama independiente. Tenía sentido hacerlo, porque tenían entre manos algo capaz de transformar el género. Esa fue ‘El proyecto de la bruja de Blair’.
Cámara en mano hacia el horror
Una extraordinaria película de horror de metraje encontrado, originada y dirigida por Daniel Myrick o Eduardo Sánchez con el inestimable apoyo de un trío de actores entregados hasta extremos que les ha terminado pasando factura. Hoy cumple 25 años desde que se estrenase en cines y se convirtiese en una de las grandes sensaciones de la historia del cine indie. Y hoy día se puede ver en streaming a través de Amazon Prime Video (también en Movistar+).
La historia sigue a Heather Donahue, Joshua Leonard y Michael C. Williams en el otoño de 1994, donde se disponen a rodar una película que siga la leyenda popular de la bruja de Blair. Los rumores de desapariciones misteriosas y una posible fuerza sobrenatural lleva al trío de cineastas a meterse en las profundidades del bosque para indagar, pero la odisea se convertirá en una extrema experiencia de la que no será fácil sobrevivir.
Durante la promoción, aprovechando que los personajes tomaban el mismo nombre de sus actores, se jugó al máximo la carta de que el contenido de la película fue realmente el trabajo documental de tres personas que estaban desaparecidas. Produciéndose en los tiempos del Internet de foros, donde se podía disparar la curiosidad pero todavía mantener cierto misterio para la gente de a pie, el movimiento ayudó a dar una intensa verosimilitud a ‘El proyecto de la bruja de Blair’.
‘El proyecto de la bruja de Blair’: una leyenda bien creada
Pero lo que encontramos en la película es más que suficiente para acabar convencido, ya que todas las decisiones tomadas contribuyen a diseñar una experiencia auténtica y escalofriante. La suciedad de las cámaras digitales y de 16 milímetros en blanco y negro ayudan a intensificar la paranoia y la claustrofobia que, irónicamente, provoca ese bosque de Maryland.
La insinuación del mal existente entre los retorcidos árboles, aprovechando al máximo ese terror instintivo que podemos llegar a tener en la naturaleza, permite también crear un relato de horror folk muy propio y muy contemporáneo. La película, aunque rodada con improvisación, parece diseñada al milímetro para crear una atmósfera espeluznante y, al mismo tiempo, medianamente plausible. A partir de ella, el metraje escondido se volvió un fenómeno, pero rara vez se alcanzó la misma textura y capacidad de crear su propia leyenda como lo logró esta.
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