Rowan Atkinson tiene claro que él no va a dejar de hacer bromas sobre todo lo que se le ocurra ya que ese es su trabajo. El cómico británico, famoso por dar vida a Mr. Bean, se encuentra en plena gira de promoción de su nueva serie, 'El hombre contra la abeja', y ha querido dejar claro lo que opina del nuevo "establishment" del humor.
Lo ha hecho en declaraciones a Irish Times. En una entrevista en la que ha repasado su carrera y en la que ha criticado la llamada "cultura de la cancelación" o, más precisamente, la noción de que el humor debe ser inofensivo.
«A mí me parece que el trabajo de la comedia es ofender, o tener el potencial para ofender, y no puede ser despojado de ese potencial. Todo chiste tiene una víctima. Esa es la definición de un chiste. Alguien, algo o una idea se hace ver de forma ridícula.»
Ridiculizar a todos
Y esto, advierte, debería funcionar en todas las direcciones. Si admitimos bromas hacia los privilegiados, también a los que no lo son porque, parafraseando sus declaraciones, la arrogancia no entiende de clase, mayorías o minorías:
«Creo que tienes que ser muy, muy cuidadoso al decir sobre qué puedes hacer bromas. ¿Siempre tienes que chinchar al de arriba?, ¿de veras?, ¿qué pasa si hay alguien extremadamente engreído, arrogante, agresivo, presumido que está por debajo en la sociedad? No todos están en los parlamentos o en las monarquías. Hay un montón de gente extremadamente engreída y presumida en lo que sería la parte baja de la sociedad que merece ser azuzada. En una sociedad realmente libre, deberías tener permitido hacer bromas sobre absolutamente todo.»
No es la primera vez que Rowan Atkinson habla sobre estos temas. Ya el año pasado se mostró preocupado respecto a cómo las redes y las tecnologías influyen a la hora de hablar.
«Es importante que estemos expuestos a un amplio espectro de opinión, pero lo que tenemos es el equivalente digital a la horda medieval deambulando por las calles buscando alguien al que quemar. Da miedo para cualquiera que sea víctima de esa muchedumbre y me llena de temor sobre el futuro.»
Atkinson, por otro lado, es uno de los actores más críticos con las diversas legislaciones británicas que afectan a la libertad de expresión o que impliquen ciertas censuras como por ejemplo la Ley de odio racial y religioso, o la Ley de Orden Público.
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