Hubo un tiempo en el que Jennifer Lawrence era la actriz más querida del mundo. Era Mística en 'X-Men', Katniss en 'Los juegos del hambre', hacía cine indie como '¡Madre!'... Y de pronto, un día, desapareció. Salvo su papel en 'No mires arriba' ha estado cuatro años sin salir en las pantallas, pero ahora ha vuelto por todo lo alto, consiguiendo el número uno de taquilla con algo que parece imposible en el Hollywood actual: una comedia.
Ofendiendo a todos
Como si se tratara de un monólogo de Ignatius Farray, Lawrence ha dedicado la campaña promocional de 'Sin malos rollos' a disertar sobre el humor y la ofensa, y cómo uno tiene que estar unido de manera obligatoria al otro. Vamos, que su promesa es que te hará estar incómodo en la butaca.
Creo que ya es hora de unas risas a la vieja usanza. Y es realmente difícil hacer una comedia donde no estés ofendiendo a gente. Todo el mundo a algún nivel se ofenderá por esta película. De nada. Algo que aprendimos de las comedias antiguas es que la comedia malvada no es realmente divertida, ni hacer que alguien se sienta mal sobre sí mismo en lugar de reírme yo de mí misma. Pero la manera en la que lo hemos hecho está bien, lo hemos conseguido.
Lo cierto es que la película no ha ofendido como nos prometían, jugando en un terreno peligroso pero sin llegar nunca a explotarlo al cien por cien. Su triunfo, eso sí, demuestra que es posible que las comedias puras no animadas puedan tener éxito en 2023. Con o sin ofensas de por medio.
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