Samuel L. Jackson asegura que 'Serpientes en el avión' funcionó gracias a sus "motherfuckers". "Tengo que decirlo, hay putas serpientes por todo el avión"

Después de pases de prueba fallidos, el público terminó conectando con la película después de que Samuel diese rienda suelta a su lengua viperina

Pocas cosas nos gustan más que una buena mala película. En mi caso, siendo una persona que tiene como tradición que 'The Room' sea la primera película del año —el 1 de enero es un día mágico—, es comprensible que tenga en un pedestal esa grotesca joyita viral titulada 'Serpientes en el avión', que se estrenó hace ya 18 años y que podría haber sido muy diferente de no ser por el bueno de Samuel L. Jackson.

Ponga un "motherfucker" en su vida

El héroe de esta historia ha explicado en GQ, mientras hacía retrospectiva de su carrera, que el objetivo inicial de New Line era hacer una película con calificación PG-13. Esto limitaba enormemente el contenido de la película, algo que preocupaba a Jackson particularmente por el uso del lenguaje malsonante, que para el actor debía estar cargado de lo que los estadounidenses llaman "f-bombs".

“Querían hacer una película PG-13, y solo puedes decir ‘fuck’ una vez o alguna mierda así en [una película PG-13]. Y les dije, ‘Mira, tengo que decir motherfucker en esta película. Hay putas serpientes por todo el avión’. Ellos estaban como, ‘Ay, Sam, ¡venga ya! No’. Y yo dije, ‘OK, bien’. Terminamos, hicieron pruebas de público de la película una y otra vez. Y de repente, tuvimos que hacer una regrabación. Les costó un montón de dinero conseguir ese motherfucker”.

Resulta curioso cómo la clave del éxito pareció ser meter unos cuantos exabruptos verbales y, especialmente, la gloriosa frase que en español, si no recuerdo mal, se tradujo como "Estoy hasta los cojones de estas putas serpientes y de este puto avión". Una línea que guardar como oro en paño y que debería estar en un museo con, por ejemplo, el monólogo de Rugter Hauer en 'Blade Runner'.

Pero ojo, porque Jackson no aterrizó por casualidad en 'Serpientes en el avión', sino que fue él quien manifestó interés en la producción simple y llanamente por su título.

“Lo vi en las noticias de la industria, llamé a Ronny [Yu, el director original de la película] y le dije: ‘¿Así que estás haciendo una película que se titula Serpientes en el avión?’ Y él estaba como, ‘Sí’. Y yo dije, ‘¿De qué va?’ Él dijo, ‘Bueno, unas serpientes venenosas se sueltan en un avión’. Y yo dije, ‘¡Joder! ¿Puedo estar en ella?’ Y él estaba en plan, ‘¿En serio?’ Y yo, ‘¡Sí! Me da igual, puedes morderme el primero. Solo quiero salir’. Y llamó a New Line y ellos dijeron, ‘¿Quieres estar en la película?’ Yo dije, ‘Sí, joder, sí’. ‘Vale, la tienes’. Dos meses después, despidieron a Yu”.

Cuando nuestro Samuel llegó al set de rodaje, ahora capitaneado por David R. Ellis, se encontró con que el título había cambiado a "'Terror en el vuelo 272' o alguna mierda así" y, claro, no se podía permitir.

“Yo estaba como, ‘¿Qué es esto?’ ‘Bueno, no queremos desvelar demasiado’, dijeron. Y yo como, ‘¡Es el puto punto! ¿Qué coño os pasa? Hay serpientes en un avión. Si no es ‘Serpientes en el avión’, no ruedo ni un centímetro de esta puta película, me voy a casa ahora mismo’. Y fue como, al día siguiente ya teníamos sillas nuevas con ‘Serpientes en el avión’ [escrito en ellas]”.

Y así, damas y caballeros, se obró el pequeño milagro.

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