El reciente estreno de 'Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore' nos ha permitido comprobar hasta qué punto fue o no un acierto elegir a Mads Mikkelsen para sustituir a Johnny Depp en el papel de Grindelwald. No son pocos los que han alabado a Mikkelsen por encima de Depp, pero yo creo todo lo contrario y que fue un error forzar la salida del protagonista de 'La novena puerta'.
No es la primera vez, ni será la última, que una superproducción de Hollywood ficha a Mikkelsen para dar vida al gran villano de la función. Su rostro inconfundible se presta mucho a ello, pero a la hora de la verdad le han dado muchos personajes de malvado que no van mucho más allá de lo genérico. Mucho me temo que algo parecido sucede en 'Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore'.
Puede que haya algún pequeño spoiler de la saga de aquí en adelante
Mikkelsen contra Depp
A nadie le sorprende que Mikkelsen opte por una visión bastante más reposada de Grindelwald que la ofrecida en su momento por Depp, pero lo cierto es que se trata de un cambio notable sin que haya nada dentro de la propia película que lo justifique. El personaje era mucho más expresivo en 'Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald', sin que ello supusiera que el actor diera rienda suelta a esos excesos tan inspirados en su inolvidable Jack Sparrow.
Lo cierto es que la maldad de Grindelwald en la segunda entrega estaba más trabajada, siendo capaz de impresionar tanto de una forma más contenida como cuando tocaba coquetear un poco con lo caricaturesco. Realmente era algo que destacaba en la película y permitía sentar las bases de un villano que prometía darnos más alegrías que Voldemort. Nada en contra de este último, que como representación de la maldad pura estaba muy conseguido, pero siempre se agradece un poco más de variedad.
Además, 'Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald' allanaba el camino para ver a un personaje más desatado según iba creciendo su poder en la comunidad mágica, pero en 'Los secretos de Dumbledore' se opta por una aproximación diferente, como si quisieran vincularlo con la idea de ser un líder fascista que echa mano del populismo para ascender al poder.
Por ello, Grindelwald en 'Los secretos de Dumbledore' es una especie de eterna promesa de algo tremendo que luego nunca llega, tanto en las relaciones individuales -cuesta creer que no tenga problemas en darle varias oportunidades al personaje interpretado por Ezra Miller antes sus repetidos fracasos- como en su aspiración por controlar el mundo.
Eso lleva a que sus intentos de imponer respeto y miedo con su presencia se desdibujen. Es verdad que no ayuda que 'Los secretos de Dumbledore' no deje de ser una aventura de transición, pero es que 'Los crímenes de Grindelwald' tampoco iba más allá de una presentación real del personaje tras la treta que ejecutaba en 'Animales fantásticos y dónde encontrarlos', donde Colin Farrell estaba muy convincente hasta que la verdad salía a la luz.
De esta forma, el Grindelwald de Mikkelsen es un villano más, perdiendo por el camino todo lo que hacía llamativo a la versión de Depp. Entiendo a aquellos que no disfrutasen con la interpretación de este último -y también que Mikkelsen no quisiera limitarse a copiar lo que hizo Depp-, pero al menos proponía algo diferente y con más matices, mientras que el protagonista de 'Otra ronda' se limita a intentar dar ciertos toques de realismo a un personaje que pedía mucho más que eso. A fin de cuentas, estamos en el universo mágico por excelencia de la historia del cine.
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