Puede que 'Arrested Development' sea, durante tres temporadas maravillosas (y otras dos que ya tal), la serie con los mejores personajes de la historia de la comedia televisada. Job, Maeby, George Michael, Lucille, Buster, Lindsay, Annyong y, por supuesto, Tobías Fünke, el miembro de la familia más extravagante en esta especie de 'Succession' del absurdo. Miembro aspirante del Blue Man Group, persona que no se puede desnudar, analrapist. David Cross se convirtió en una estrella internacional gracias a la sitcom. Y después, ¿qué? ¿Qué pasó con él?
Infancia refugiada en la comedia
David Cross nació el 4 de abril de 1964 en Roswell, Georgia, donde sus padres y sus dos hermanas pertenecían a la clase baja: no solo les echaron de su casa, sino que su padre se marchó cuando David tenía diez años, dejándole amargura, rencor y tristeza. Por suerte, encontró un lugar donde sanar y ser el centro de atención en el mismo sitio que tantísima gente absolutamente rota: en la comedia. A los 18 años se mudó a Nueva York para aprender de los mejores, pero sin tener un plan acabó vagando de aquí para allá sin evolucionar en su estilo.
Acabó metiéndose en el Emerson College, una universidad de Boston donde aguantó tan solo un semestre antes de meterse de lleno en la vibrante (e hija de su época, claro) vida de la comedia del lugar. Pero David no encajaba en absoluto: si el humor de aquel momento era ruidoso, maleducado y homófobo, él tenía otro estilo más refinado que empezó a ponerse de moda con el éxito de Jerry Seinfeld y sus coetáneos.
En los 90, Cross ya formaba parte vital de la comedia de Boston, participaba en programas de radio (interpretando, entre otros, al ayudante de OJ Simpson) e incluso escribía para televisión para, por ejemplo, el show de Ben Stiller. En 1995 HBO se acercó a él para proponerle un programa de televisión junto a otro cómico desconocido, un tal Bob Odendirk. 'Mr. Show' es uno de los grandes hitos de la historia de la comedia en televisión (inédito en España, por supuesto) y el cómico se convirtió, de la noche a la mañana, en una estrella underground.
De Arrested a Ardillas
Mientras tanto, hacía sus primeros cameos en cine ('Un loco a domicilio', 'La verdad sobre perros y gatos') hasta que, finalmente, pudo tener un papel más decente en 'Men In Black', que años después Stephen Colbert destacaría como "lo único no gracioso que ha hecho". Su fama fue creciendo en tres ámbitos al mismo tiempo: el stand-up (en HBO grabó su primer monólogo en 1999, y en 2002 fue nominado al Grammy como mejor disco de comedia), la televisión (tras 'Mr Show' se convirtió en una cara habitual de cameos en series pequeñas y de animación como 'Tenacious D', 'Space ghost coast to coast' o 'Aqua teen hunger force') y, por supuesto, el cine ('Scary movie 2', 'Men in Black 2').
Antes de 'Arrested development', David Cross era conocido, pero su papel, que inicialmente iba a ser pequeño, le hizo genuinamente famoso en todo el mundo de 2003 a 2006. La pequeña serie se convirtió en un fenómeno a pequeña escala y aprovechó para lanzar otro monólogo, 'It's not funny', que le puso a la cabeza del humor anárquico, ateo y destinado a romper los moldes. De pronto, se acabó 'Arrested Development'. Y el teléfono dejó de sonar.
Cuando lo hizo, seis meses después, era para ofrecerle un papel secundario en una película que solo podría haber aceptado en esa plena desesperación, y que otros cómicos como Patton Oswalt y Brian Posehn ya habían rechazado: 'Alvin y las Ardillas'. Lo que no tuvo en cuenta es que aceptando hacer una película firmaba por contrato estar presente en toda la trilogía. Y si te lo estás preguntando, sí, todavía se está tirando de los pelos por aceptar: "Todo lo que quería era irme a tomar por el culo de allí lo antes posible... y comprarme una casa de verano con el cheque", le confesó a Conan O'Brien. Pero no iba a ser tan fácil.
El cómico woke
'Alvin y las Ardillas' fue, paradójicamente, una encrucijada para David Cross, que debía elegir entre convertirse en una estrella o dedicarse a la comedia y a proyectos que realmente le interesaban. Fue una cara habitual de proyectos de comedia más o menos alternativa, muchos de ellos inéditos en España ('Tim and Eric awesome show, good job!', 'Important things with Demetri Martin', 'Comedy Bang! Bang!', 'Unbreakable Kimmy Schmidt'), mientras en cine compaginaba poner voz en 'Kung fu panda' o 'Megamind' con su proyecto más odiado: 'Alvin y las Ardillas 3'.
"Literalmente, sin duda, la experiencia más incómoda que he vivido en toda mi vida profesional", le decía a Conan O'Brien antes de explicar cómo le metieron en el tráiler más sucio y le obligaron a llevar un traje de pelícano y a no tener casi líneas. Peor aún: le llamaron diez días antes del rodaje mientras él preparaba la serie 'The Increasingly Poor Decisions of Todd Margaret'... y si no hubiera ido, se habría considerado vulneración de contrato y le podrían demandar. A posteriori, de todas maneras, le costó dinero poner a caer de un burro la película: tuvo que pagar 150.000 dólares a la productora. Todas estas penurias, según Cross, todas señalan al mismo productor antisemita de la película.
Obviamente, David Cross no ha vuelto a acercarse a lo mainstream. Es más, lo repudia todo lo que puede más allá de cameos en 'Modern family' o papeles secundarios en 'Estación once'. Desde 'Alvin y las Ardillas 3', y más allá de proyectos animados, ha desaparecido del mapa para el público general. Podéis escucharle, que no verle, en la maravillosa 'Sorry to bother you' y protagonizó para Netflix una especie de secuela de 'Mr. Show' llamada 'w/Bob and David' (que os recomiendo encarecidamente).
David no ha parado de trabajar, escribiendo guiones, libros, haciendo cameos y, sobre todo, haciendo giras alrededor de Estados Unidos, donde es una de las caras más importantes de la comedia alternativa. Por el camino ha sufrido más de un varapalo, claro, por actitudes como su racismo (después de reírse de sus pantalones le dijo a una entrevistadora china "¿Cuál es el ploblema? ¿Tú no hablal inglés? Ching-chong-ching-chong"), algo por lo que él y su mujer, Amber Tamblyn, una de las caras más visibles del Me Too, sufrieron insultos y acoso en redes sociales. Pidió perdón. Aprendió a comportarse.
Incluso acabó convirtiéndose en una de las voces más potentes a favor de la cultura (sí, voy a decir esa palabra) woke respecto a otros cómicos: "Y ahora te estás posicionando con esta mierda de 'No me van a cancelar, no pueden silenciarme'. ¿Por qué? ¿Tu broma idiota sobre personas trans? A nadie le importa una mierda". Ya lo véis: ¿Mainstream? Ya tuvo bastante con vestirse de pelícano viendo unas ardillas hechas por ordenador como para volver a ello. Ahora es un alma libre.
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