Si crees que has tenido una mala racha, espera a escuchar el peor día de la vida de Melissa Joan Hart, un cúmulo de desgracias que parecen salidas de una terrible maldición, como si se hubiera comprado una mano de mono y hubiera doblado todos los dedos a la vez. Primero tenemos que retrotraernos hasta el 28 de septiembre de 1999 y ponernos en contexto: Hart es la estrella de 'Sabrina, cosas de brujas', tiene 23 años y todavía no sabe que la industria del espectáculo puede ser cruel y despiadada. Suele serlo, de hecho.
Te lloré todo un río
Es de noche y Melissa Joan Hart está esperando en la premiere de 'La chica de al lado' ('Drive me crazy'), la película que protagoniza y en la que Britney Spears estrenará una canción. En la cara se le nota que ha estado llorando, no solo por levantarse a las 4 de la mañana para atender a la prensa sino porque, en el fondo, estaba pensando continuamente en dejar a su novio, un actor que también salía en la cinta que no paraba de promocionar. De hecho, finalmente dio el paso unas horas antes.
Después de darle vueltas durante todo el día, pensó que al menos en la premiere tendría un rato feliz, pero la verdad es que no le permitieron salir de su limusina durante una hora hasta que llegara Britney Spears (que ni siquiera salía físicamente en la película). Sola, con mal de amores y sintiéndose una segundona incluso siendo protagonista: su calvario solo acababa de comenzar.
Britney llegó muy tarde, se hicieron las fotos juntas de rigor y en cuanto empezó la película sacaron a Melissa Joan Hart por la parte de atrás y la metieron en otra limusina para llevarla al aeropuerto a rodar la escena inicial de 'Scary movie'. Si has visto la película sabrás que la actriz que parodia 'Scream' es Carmen Electra, y es que, efectivamente, nuestra protagonista fue despedida por teléfono de camino al aeropuerto. Sin novio, sin trabajo, sin protagonismo en su premiere... Y aún quedaba lo peor. Cuando los días vienen malos, vienen malos de verdad.
Máxim-a discreción
Pequeño flashback a unos días antes, cuando Melissa Joan Hart hizo una sesión de fotos para la revista erótica 'Maxim', en las que, obviamente, salía con poca ropa y envuelta en sábanas. Según supimos después en su autobiografía, antes de las fotos la actriz fue a la Mansión Playboy y para quitarse el miedo tomó éxtasis (era su tercera o cuarta vez) y se lió con otra chica en el asiento de atrás de la limusina (cuántas limusinas en esta historia, ¿no?). Los 90 fueron otra cosa.
El tema es que allí estaba Hart, deprimida, en la fiesta post-premiere de 'La chica de al lado', que se celebraba en el Planet Hollywood. En mitad de la misma recibió una llamada de su abogado, preguntándole por las fotos de 'Maxim'. ¿El motivo? Una nadería: iba a ser denunciada y despedida de 'Sabrina' por incumplimiento de contrato. Por si tenía poco en esa noche de despidos, corazones rotos y largas esperas, ahora se quedaba sin su sustento principal.
El motivo no es que ella hubiera insinuado su cuerpo entre sábanas, sino que en la revista habían puesto en portada, en lugar de su nombre, el de su personaje: "Sabrina, ¡tu bruja favorita sin un rasguño!" ("Your favorite witch without a stitch"). El resto de temas de portada dan una buena imagen de finales de los 90: "¡Sexo experto! ¡Pide ese cabecero de repuesto hoy!"; "¿Puedo tener mi vida de vuelta? Torpedea su agenda secreta"; "¡Y además! Barbacoas de insectos, hechizos vudú sexuales, sujetadores sin tirantes y diversión con motosierras". Todo tiempo pasado, definitivamente, fue anterior.
Pido perdón
Por lo visto, en el contrato que la actriz firmó con Archie Comics, los editores de los tebeos de 'Sabrina', se indicaba explícitamente que nunca interpretaría al personaje desnuda. Pero claro, ella no podía controlar lo que ponían en las revistas, era todo cosa de los redactores y ya era tarde para cambiarlo. Escribió una carta de disculpas y, finalmente, no llegó la sangre al río, pero imaginad esa noche por un momento.
Despedida de una película y una serie, ninguneada en la premiere, sin novio, trabajando desde las 4 de la mañana. Finalmente, acabó en brazos de su padre soltándolo todo y llorando desconsoladamente en uno de esos momentos de tocar fondo de los que uno no se suele olvidar. Ha sido la propia actriz la que ha contado la historia en el podcast Pod Meets World, pero podría haberlo hecho perfectamente en La Ruina. Habría sido más divertido, por lo menos.
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