Puede que 'Juego de Tronos' llegase a su fin hace más de un año, pero la serie de HBO no deja de ser noticia por ello. Hace unos días nos enterábamos de que Liam Cunningham se negó a que Davos se enamorase de Missandei para no "convertirle en un pervertido" gracias al libro 'Fire Cannot Kill a Dragon', que también ha desvelado las discusiones que Emilia Clarke tuvo sobre el enfoque de su personaje con los showrunners David Benioff y D. B. Weiss.
Por lo visto, Benioff y Weiss querían que Daenerys fuese un personaje frío y contundente, pero Clarke quería resaltar la humanidad de la integrante de los Targaryen. Ello la llevó a dejar su actitud habitual de prestarse a ayudar en lo necesario para salir en defensa de su punto de vista, algo que resume de la siguiente manera:
Hubo varias veces que reaccioné en plan "¿Por qué me estáis dando esa nota?" Aunque soy el tipo de persona que dice "¿Cómo puedo ayudar?", hubo unos pocos momentos que estaba en plan "¡No me digas que hacer con mi chica, sé lo que hacer!" (...) Es como si la carta de presentación de Daenerys se convirtió en frialdad inexpresiva. Siempre quise infundirle cierta humanidad porque nadie es así de forma consistente. A veces replicaba un poco: "Entiendo que tiene que ser dura, cruel y una fuerza poderosa, pero en este momento ella también es un jodido ser humano, así que voy a darle eso y rezo para que lo incluyas en el montaje".
Visto en perspectiva, da la sensación de que Benioff y Weiss tenían muy claro cuál iba a ser el destino final del personaje y querían que se notase al máximo la frialdad de Daenerys para que ese giro tan criticado en la temporada final de la serie fuese menos pronunciado. Sin embargo, Clarke lo veía de otra de forma y eso acabó trasladándose a su interpretación.
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