El actor Nicolas Cage cumple hoy 45 años. Y el mejor regalo posible le ha llegado en forma de contrato. De esos que quitan el hipo a cualquiera y hacen replantearse la carrera de cualquier estrella de cine. Nada menos que 40 millones de dólares por interpretar a Anwar el Sadat, premio Nóbel de la Paz y presidente de Egipto de la década de los setenta, en una serie sobre su vida que va a llevar a cabo un canal televisivo del país africano.
El actor tiene, además, un buen número de películas pendientes de estreno, por lo que su carrera se encuentra en un estado frenético. Pero, echando un vistazo a esos títulos, uno no encuentra algo que realmente haga recordar a sus mejores momentos como intérprete. Por todo ello, parece que ha sucumbido al poderoso influjo del dólar, sin reparar en papeles meritorios.
Y es que Nicolas Cage, miembro de la estirpe Coppola, parece que ha entrado en una cierta decadencia. Al menos en cuanto a su criterio de selección, porque trabajo, como se ha señalado, no le falta. Aquel joven que sacaba a relucir su vis cómica en ‘Arizona baby’ (de los Coen), parecía destinado a convertirse en un buen actor, y más teniendo en cuenta su esfuerzo por hacerse un hueco en el cine, a costa de dar la espalda a su verdadero apellido.
La sombra de los Coppola es muy alargada, por ello su impulso en esto del séptimo arte vino apadrinado (como fue su aparición en ‘The Cotton Club’ y ‘Peggy Sue se casó’), aunque su empeño fue considerable por triunfar sin la ayuda familiar.
Ese objetivo le llevó a trabajar en títulos diversos pero que le fueron labrando una filmografía que apuntaba altas satisfacciones. Como así fue en la descarnada ‘Corazón salvaje’ de David Lynch, en la simpática ‘Luna de miel para tres’, con colmillos en ‘Besos de vampiro’ (ganando el premio al mejor actor en Sitges) o en la estupenda ‘Hechizo de luna’, de Norman Jewison.
Sin embargo, Nicolas Cage no escatimaba (y ha sido su tónica principal) participar en un cine más comercial, con papeles olvidables, pero casi siempre de resultados realmente penosos: ‘Pájaros de fuego’, una especie de Top Gun absurdo o el drama erótico y bochornoso ‘Zandalee (en el límite del deseo)’, por nombrar sólo dos (pero tiene en su haber otros como ‘Tess y su guardaespaldas’ o ‘El sabor de la muerte’ que son preferible olvidar).
A pesar de todo, supo aprovechar muy bien uno de esos trenes que pasan pocas veces en la vida y acertó de pleno en trabajar en ‘Leaving Las Vegas’ de Mike Figgis, en el papel de un guionista alcohólico que lleva a cabo su autodestrucción en la ciudad de los neones. Una interpretación meritoria que le valió un Oscar. Este podía haber sido su punto de inflexión. Para, a partir de aquí, convertirse además de en una estrella taquillera (que lo ha logrado) en un actor mucho más respetado.
Sin embargo, y a pesar del empujón que supone alzarse con la dorada estatuilla, cedió al cine más taquillero aprovechando su nombre y no volvió a entregar una interpretación digna hasta pasados algunos años (en ‘Adaptation’). Con blockbusters como ‘La roca’, ‘City of Angeles’, ‘Asesinato 8 mm’, ‘Sesenta segundos’ o ‘La búsqueda’ se consagraba como actor con gancho. Y en otros como ‘La mandolina del capitán Corelli’ o ‘Ghost Rider (el motorista fantasma)’ hacía sonrojar a más de un fan.
Y definitivamente Nicolas Cage, con un turbulenta vida sentimental a sus espaldas (varios matrimonios y escándalos), ha ido perdiendo estima a la par que su rostro se ha ido acartonando. Hoy día es un actor que acumula películas, de las que algunas participa como productor, pero que deja pocas (o nulas) satisfacciones. A lo largo de los próximos meses podremos verlo como cabeza de cartel en ‘Bad Lieutenant: Port of Call New Orleans’ (de Werner Herzog), ‘Knowing’ (de Alex Proyas), ‘G-Force’, ‘Kick-Ass’ y poner su voz en ‘Astro Boy’ entre otras, y muy optimistas habría que ser para vaticinar que sorprenderá gratamente.
En Blogdecine:
Ver 10 comentarios