Hoy es un día especialmente triste para los amantes del cine en general, y de la industria europea en particular, porque el mítico intérprete francés Jean-Paul Belmondo ha fallecido a los 88 años de edad. La información ha trascendido gracias a la agencia France-Presse, quien habría recibido la noticia a través del abogado del actor, que ha afirmado que su cliente murió "apagándose tranquilamente".
Del ring a la gran pantalla
Belmondo, hijo de un escultor y una pintora, nació en la París de 1933, desarrollando un gran interés por el mundo deportivo desde una temprana edad. En 1949, con tan sólo 16 años, debutó en el boxeo amateur, en el que tendría una carrera breve pero exitosa que cerró invicto. Pero fue en 1952 cuando su carrera profesional daría un giro de 180º para volcarse en el mundo de la interpretación.
Con 20 años recién cumplidos consiguió acceder en el Conservatorio de Arte Dramático de París tras ser rechazado en tres ocasiones. Aunque se rumorea que no terminó demasiado bien su etapa estudiantil —con una fuerte disputa y un abandono a causa de una calificación que él consideró injusta—, Belmondo debutó en el largometraje de la mano de Maurice Delbez con un pequeño papel en 'A pie, a caballo y en coche'.
A pesar de que en 1959 tuvo el privilegio de trabajar para el prestigioso Claude Chabrol en 'Una doble vida', el verdadero punto de inflexión en su carrera fue un año antes, cuando arrancaría su relación profesional con Jean-Luc Godard a través del cortometraje 'Charlotte et son Jules'; obra que precedió a largometrajes de la talla de 'Al final de la escapada' o 'Pierrot, el loco', que le convirtieron en uno de los rostros más icónicos de la Nouvelle Vague.
La popularidad y versatilidad de Belmondo le permitieron participar en proyectos de lo más variopintos; desde la hilarante 'Casino Royale' protagonizada por David Niven, a cintas de acción como 'El profesional' o 'Cómo destruir al más famoso agente secreto del mundo'; pasando por la encantadora aventura de Philippe de Broca 'El hombre de Río'; en una línea radicalmente diferente a la de la New Wave francesa.
Con la muerte de Jean-Paul Belmondo perdemos a un referente del séptimo arte europeo que trabajó a las órdenes de iconos como Resnais, Melville o Truffaut, además de uno de las presencias en pantalla más carismáticas y magnéticas que nos ha dejado la historia cinematográfica del viejo continente.
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