El documental 'Quiet on Set' afectó a la madre de una Ortega agradecida por su experiencia en el mundo del cine y la televisión
No hace falta haber visto el sórdido documental 'Quiet on Set' para ser conscientes de que el trabajo de un actor infantil y su relación con el entorno laboral es tremendamente delicado. No son pocos los casos de intérpretes que iniciaron sus trayectorias a una corta edad para exponerse a abusos y situaciones, como poco, inadecuadas; pero, por suerte, hay muchos afortunados que han podido gozar de experiencias mucho más agradables.
La importancia de la responsabilidad
Una de las estrellas actuales que puede celebrar un paso satisfactorio por los sets de rodaje desde los 9 años ha sido Jenna Ortega, que en pocos días estrena 'Bitelchús, Bitelchús'. La actriz ha confesado a The New York Times que nunca experimentó escenarios inadecuados gracias, en buena parte, a la vigilancia de su madre, que la llamó preocupada después de ver, precisamente, el mencionado 'Quiet on Set'.
“Creo que para ella fue más doloroso, porque había visto cómo otros niños tal vez no fueron protegidos o no fueron tan cuidados. Me vigilaba como un halcón, así que creo que para ella fue más una cosa de empatía y de desear de alguna manera haber podido hacer algo para ayudar. Simplemente me llamó diciendo que estaba muy agradecida de que las cosas estuvieran bien y que ella estuviera allí para presenciarlo todo”.
No obstante, Ortega no titubea al afirmar que ser un niño en un entorno laboral de adultos es extraño, y que esa experiencia ha cambiado drásticamente su modo de ser y el de sus compañeros.
“Entiendo por qué mis padres tenían tantas dudas, porque estás poniendo a un niño en un entorno laboral de adultos. Creo que si hubiera seguido creciendo en el Valle de Coachella, sería una persona completamente diferente. No hablaría como lo hago o abordaría las interacciones de la misma manera. Ha cambiado completamente mi forma de pensar y de enfrentar la vida, y cuando hablo con otros actores infantiles, puedo identificarlos al instante porque todos tenemos eso: es muy específico, como un pequeño lenguaje secreto o algo que todos compartimos”.
Los niños no deberían estar trabajando así. Deberían estar trepando árboles, dibujando e yendo a la escuela. Algunos padres de esos niños ni siquiera toman en serio la escuela, así que me siento muy, muy afortunada de haber tenido padres que se aseguraron de que saliera con amigos, que asistiera a la escuela pública y que no me permitieran trabajar en un proyecto a menos que tuviera calificaciones sobresalientes y priorizara mi sueño y mis estudios”.
Pero Jenna Ortega no se arrepiente de nada. De hecho, está agradecida por haber estado rodeada de cámaras y focos, y por todo el conocimiento sobre los entresijos de las producciones que ha ido absorbiendo pro el camino.
“Estoy increíblemente agradecida por las lecciones que me enseñó. Me encanta que cuando voy a un set ahora, soy increíblemente conocedora. Sé lo que significa la jerga de las cámaras, sé cuál es el trabajo de un grip, sé cuál es el trabajo de un gaffer, me llevo bien con el director de fotografía, puedo revisar listas de tomas. Lo entiendo todo. Sé lo que está pasando a mi alrededor, por lo tanto, me siento increíblemente segura y cómoda, y emocionada de ir a trabajar todos los días porque es algo familiar para mí”.
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