Desde que dejó con 14 años la gran pantalla con "Niño rico" hasta que volvió a ella con "Party monster", Macaulay Culkin ha madurado ocho años, y lo ha hecho no sólo en el terreno personal sino también en el profesional. Ha cortado por lo sano con su etapa anterior y tras una experiencia teatral en Londres ("Madame Melville" 2001, en el que hacía de un joven seducido por su profesora de francés), rodó dos películas en el 2002: Party monster estrenada en el 2003, en el que hace de un organizador de fiestas homosexual, de mucha pluma, que pasó a la historia por asesinar a su "proveedor de drogas" y "compañero"; y Saved (Salvados) que se rodó en 28 dias a finales del 2002 y que no se estrenó hasta el 2004 en USA (en Sundance) y hace un par de semanas en España.
Comedia acida con una temática incómoda en los circulos más ortodoxo-cristianos, puesto que hacer una parodia sobre las creencias religiosas, en este caso de los cristianos, no es una experiencia fácil para quien se los toma en serio. Pero en una entrevista a Macaulay Culkin comentaba que lo que quiere reflejar la película son los valores universales del amor y de la fe sin concentralas en una religión específica.
Por otra parte, su director hacía hincapié en la preparación física y de situación que elaboró Culkin al entrenarse diariamente en Vancouver con una silla de ruedas a la que montaba a todas horas, puesto que el papel que interpreta es el de hermano chistoso de la amiga de la protagonista, que está inválido.
Como última película todavía inédita en nuestras pantallas está una producción croata de la que tenemos pocos datos llamada Jerusalemski sindrom. Sabemos que comparte cartel con Martin Sheen y Charlotte Rampling, y que interpreta a un actor croata con antepasados judios (de los de Auschwitz), que busca su razón de ser en tierras israelíes.
Parece que con 24 años Macaulay Culkin quiere orientar su nueva carrera profesional fuera de la marabunta comercial hollywoodense. Con lo que tiene ahorrado no lo necesita de momento (aunque nunca se sabe). Difícil tendrá que le dejen en paz. Esperemos que cuando dé el salto sea por un buen papel que le asegure la "tranquila" crítica posterior y no la más agria de las reprimendas (derribar niños prodigio,cuando llegan a mayores, es un deporte para algunos).
