En ‘Crimen en las calles’ de Don Siegel, John Cassavettes daba vida a uno de esos chicos con futuro prometedor que echan su vida a perder yendo por el sendero de la delincuencia, mientras un adulto preocupado por él intenta encauzarle por el buen camino. James Whitmore daba vida a ese personaje en una de las películas que más me han impresionado. Eterno secundario, comenzó su andadura en la magistral ‘Relato criminal’ de Joseph H. Lewis, cinta de cine negro, género en el que Whitmore hizo muchas interpretaciones, siempre en roles secundarios (‘La jungla de asfalto’ de Huston es un ejemplo). También protagonizó el clásico de Sci-Fi de Gordon Douglas, ‘La humanidad en peligro’, inolvidable cinta en la que unas hormigas gigantes amenazan la existencia del ser humano.
A mediados de los 50 compaginó sus trabajos cinematográficos con sus incursiones (cada vez más asiduas) en el mundo televisivo. En 1994 tuvo un papel en un film muy admirado, ‘Cadena perpetua’ (¿quién no se acuerda de Brooks Hatlen en libertad dando de comer a unas palomas mientras echa de menos a su pájaro?). Su peculiar rostro, lleno de arrugas incluso en su juventud, es de los que no se olvidan, emanando humanidad y sencillez en todo momento.
Whitmore murió el pasado 6 de Febrero en Malibú (California) debido a un cáncer de pulmón. Tenía 78 87 años.
Hasta siempre James.
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