Hugh Jackman es uno de los actores del momento. Dicen que es el hombre vivo más sexy del planeta; eso no lo sé, ni me interesa, pero sí que su popularidad ha subido de forma imparable y que ahora mismo es una de las estrellas más famosas, respetadas y queridas de Hollywood. Imagino que sabréis que anoche se pasó por el plató de ‘El hormiguero’. Tuve la suerte de verlo (si “mon amour” no revisara a diario el teletexto, ni me entero, odio la televisión) y de comprobar, otra vez, qué gran showman es Jackman. Como ya demostró en la pasada gala de los Oscars, el actor es cualquier cosa menos un “divo”, es extremadamente carismático y divertido, y es imposible no rendirse a sus pies.
El motivo de que Hugh Jackman acapare portadas y titulares estos días, así como de que estuviera ayer en el mencionado programa de televisión, es el estreno de la famosa ‘X-Men orígenes: Lobezno’, el próximo 30 de mayo abril, en España. En cierta manera, se completa un círculo en la carrera de este actor, nacido en Sidney (Australia) hace 40 años. A pesar de que ya llevaba tiempo dedicado a la interpretación, no fue hasta que encarnó a Lobezno en la primera ‘X-Men’ que su nombre empezó a aparecer en los medios y se le comenzó a catalogar de estrella. Aún era pronto, pero qué duda cabe que se le intuía un prometedor futuro. Por cuarta vez, Jackman se deja las garras largas y, tras una dura preparación física y estudiar a De Niro en ‘El cabo del miedo’, presenta su nuevo trabajo desde lo alto de una cima. Ésa a la que sólo pueden subir los actores con más talento y fortuna. Como pasó en el Kodak Theatre, todos le ríen, todos le adoran, todos le aplauden.
Hugh Michael Jackman, que es como al parecer se llama realmente, está en lo más alto de su popularidad, pero lo cierto es que su carrera como actor apenas acaba de comenzar, le queda mucho por delante (al menos, eso espero). El personaje de Wolverine, aparte de proporcionarle fama cuando más lo necesitaba, le ha permitido explotar su rostro versión más física y carnal, su etiqueta de sex symbol, y también de estrella comercial, taquillera, pero esto es sólo una parte del talento del australiano, un intérprete que, como debe ser, no deja que nadie entre en su vida privada (si todos los famosos hicieran lo mismo… ay).
Al igual que la gran mayoría de los seres vivos del planeta, descubrí a Jackman gracias a la espectacular ‘X-Men’ (2000) de Bryan Singer. No lo tenía fácil para encarnar a un personaje tan conocido como Lobezno, pero su dedicado esfuerzo y la facilidad para entender la esencia del papel dieron sus frutos; por méritos propios acabó siendo el rostro más reconocible y querido de los tres títulos de la rentable saga. En 2001 volvió a saborear el éxito (aunque bastante menor) en la entretenida ‘Swordfish’, donde repetiría con Halle Berry y quedaría patente su valía como futura estrella.
Pero Hugh Jackman es un tipo alegre y vitalista, y nunca faltan galanes en Hollywood, así que no tardó nada en embarcarse en productos menos violentos, más ligeros y románticos. Aquí cabe destacar ‘Kate y Leopold’, donde enamoraba a Meg Ryan en una de sus películas menos recordadas, aun cuando le supuso recibir una nominación a los prestigiosos Globo de Oro, la única que tiene hasta el momento (ninguna a los Oscars). En 2004 protagonizó lo que se suponía que iba a ser un rompedor producto fantástico, pero ‘Van Helsing’ no cosechó la recaudación esperada y las críticas la pusieron de mala para abajo. No es de extrañar que Jackman se tomara luego un año de descanso en lo que a cine se refiere y se centrara en el teatro (así se llevó un premio Tony).
Tras el fiasco de ‘Van Helsing’, y con la saga mutante como colchón mediático, Jackman toma tres de las mejores decisiones de su carrera, que en definitiva se resumen en ponerse a las órdenes de tres excelentes directores. Y es que en 2006, el australiano trabajó para Woody Allen, Christopher Nolan y Darren Aronofsky, ahí es nada. Su breve pero estupendo papel en la divertida ‘Scoop’ era el primer paso para lograr su madurez interpretativa, cosa que, a mi parecer, logra ya en la fantástica ‘El truco final (El prestigio)’, donde mantiene un memorable duelo con Christian Bale. Al igual que cuando se hizo con el papel de Lobezno, la suerte tuvo mucho que ver para que acabara participando en el rodaje de ‘La fuente de la vida’, que estuvo a punto de estar protagonizada por Brad Pitt. Finalmente, fue el australiano quien se quedó con el papel principal en esta (en mi opinión) preciosa historia sobre el amor, la vida y la muerte. A día de hoy, creo que es lo mejor que ha hecho Jackman como actor.
Han pasado ya tres años y realmente, o al menos es lo que a mí me parece, Hugh Jackman no ha logrado nada del mismo nivel. Su fama ha ido en aumento y no para de trabajar, pero la calidad de las películas (y de sus papeles) está por debajo de sus posibilidades, de lo que ha demostrado. Así, a falta de ver la última de Lobezno, nos encontramos con dos títulos de cuyo visionado estoy seguro que se ha arrepentido más de uno, ‘Australia’ y ‘La lista’. El primero debía ser un bombazo de taquilla y un acaparador de Oscars, pero finalmente sólo hizo algo de taquilla y mucho daño en la carrera de Nicole Kidman, la principal damnificada del “fracaso”. El segundo es uno de esos productos sin ningún sentido, que extrañamente siguen fabricándose, y vendiéndose únicamente por la entidad del reparto protagonista; un thriller muy torpe del que tengo pendiente hablar en los próximos días.
Dicho esto, todo esto, sólo me queda pedir a Jackman que cuide un poco más la selección de sus proyectos, que no se olvide nunca de que es un estupendo actor y, sobre todo, que nunca pierda ese contagioso sentido del humor.
PD: ¿Sabéis lo único que odio de Hugh Jackman? Que me hace sentir un completo vago por no ir al gimnasio. Sip.