Es evidente que lo primero que vendrá a la mente de cualquiera que oiga el nombre de Vin Diesel pensará en la saga 'Fast & Furious', pero en más de una ocasión ha dado la sensación de que el actor siente una mayor predilección por otra franquicia que no funciona tan bien en taquilla. Me refiero a la que arrancó en el año 2000 con 'Pitch Black', todos la dieron por muerta con el fracaso de 'Las crónicas Riddick' en 2004 pero pronto debería estrenar su cuarta entrega.
Hoy toca hacer una parada en la tercera parte, ya que esta noche podéis recuperar 'Riddick' en Be Mad a partir de las 22 horas, una película que nunca habría existido de no ser por la insistencia del propio Diesel. De hecho, a sus ganas de hacerla debemos también que acabase volviendo a dar vida a Toretto, ya que solamente accedió a hacer un cameo en 'A todo gas: Tokyo Race' a cambio de que Universal le diera los derechos de la franquicia que ahora nos ocupa.
Una gozada espacial
Obviamente, el sonoro fracaso de 'Las crónicas de Riddick' llevó a que se apostara por una película más barata, lo que llevó a que 'Riddick' contase con un ajustado presupuesto de 38 millones de dólares. Eso lleva a que se apueste por una escala más pequeña, lo cual no quita para que aparezcan multitud de criaturas que encajarían muy bien en producciones mucho más caras -aunque no cuesta nada por decir que también hay otros momentos en los que se notan esas limitaciones económicas-, sobre todo en su enérgico tramo final.
Con anterioridad a eso, 'Riddick' muestra dos caras bien diferenciadas, la primera con el personaje interpretado por Vin Diesel solo ante el peligro de un planeta repleto de amenazas. Esto permite al actor mostrar su lado más bruto en lo referente a la lucha por la supervivencia y perfectamente habría dado para mucho más de lo que vemos en pantalla, pero luego toca que lleguen los mercenarios y que los peligros se vuelvan más humanos.
También aportan lo suyo Jordi Mollá y Katee Sackhoff en ese segundo tramo en el que el director David Twohy aumenta la dosis de acción pero potenciando ese toque de western espacial presente en todo momento y algunos rasgos propios del slasher hasta que todo estalla en un tramo final en el que la película se acerca bastante a lo que propuso 'Pitch Black' en su momento pero sin caer en la mera repetición.
Todo ello aliñado con un ritmo trepidante que ayuda a pasar por alto algunas de sus debilidades pero también ayuda a dar una mayor unidad al hecho de que esas tres partes de la película están tan bien diferenciadas. Ahí también pesa que ninguna de ellas se estire más de la cuenta para que el espectador que esté dispuesto a abrazar lo que propone pase un muy buen rato. Y eso el público lo supo agradecer, ya que 'Riddick' fue un éxito modesto que llevó a que Diesel decidiera que la cosa no podía terminar ahí.
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