Michel Piccoli, el mítico intérprete galo que trabajó bajo las órdenes de gigantes del séptimo arte como Luis Buñuel, Alfred Hitchcock, Marco Ferreri o Jean-Luc Godard, por poner un puñado de ejemplos, ha fallecido este lunes a los 94 años de edad, según ha hecho saber su familia.
Nacido en París, de madre pianista y padre violinista, la prolífica carrera de Piccoli se extendió durante más de siete décadas en las que acumuló más de 230 créditos como actor. A estos habría que sumar sus escarceos con la dirección en largometrajes como 'Alors voilà', 'La plage noire' o 'C´est pas tout à fait la vie dont j´avais rêvé'.
Entre los títulos más recordados en los que participó el actor destacan 'El desprecio' de Jean-Luc Godard; 'Belle de jour (Bella de día)', 'La Vía Láctea' y 'El discreto encanto de la burguesía', todas ellas de Luis Buñuel; 'French Cancan' de Jean Renoir; 'Dillinger ha muerto' de Marco Ferrari o 'Topaz', en la que dio vida a un espía soviético para el maestro del suspense Alfred Hitchcock.
El último trabajo principal de Piccoli fue en 'Habemus Papam', largometraje por el que ganó el Premio David di Donatello al mejor actor en el año 2011; galardón que sumó, entre otros, al recibido en Cannes en 1980 por 'Salto nel vuoto' y al Oso de Plata que amasó en Berlín por 'Une étrange affaire'.
Pocos modos de recordar a Michel Piccoli hay más adecuados que a través de sus palabras sobre la profesión que cultivó a lo largo de su vida, recogidas en su autobiografía 'J'ai vecu dans mes reves', publicada en el año 2017.
"Mi ideal seria asombrar a la gente a través de la simplicidad y sin pretensiones. Un actor realmente excelente puede ser extremadamente modesto sobre su trabajo, con el placer que obtiene de una profesión tan extravagante y disfrutable. Su éxito no tiene nada que ver con ser un fanfarrón mediocre... Prefiero a esos actores que permanecen completamente reservados".
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