Desde que comenzó a interpretar sus primeros papeles a finales de la década de los 70 hasta nuestros días, Liam Neeson ha acumulado más de 140 créditos que, con los altibajos de rigor, le han convertido en uno de los actores más prolíficos y versátiles en activo. 45 años de trayectoria en los que ha explorado infinidad de géneros y registros diferentes en producciones de todas las escalas y presupuestos.
Espada, brujería y amor por el cine
Con casi medio siglo de oficio a sus espaldas, seguir al pie del cañón debe tener un factor vocacional más allá de lo estrictamente económico y laboral, y en una entrevista con IndieWire, el irlandés lo confirmó sin medias tintas: aún sigue emocionándose en el plató.
"Adoro trabajar, porque todavía me emociona ver a un montón de desconocidos de algún país que buscan financiación juntos y me ofrecen un guion. Hombres y mujeres que nunca he conocido en mi vida, que quieren que esté en su película".
Además, Neeson explicó cual es la primera experiencia en un rodaje que recuerda. Esta no fue otra que en la mítica 'Excalibur' de un John Boorman que, además de su director, fue una suerte de mentor para él y algunos de sus compañeros.
"Bueno, una película importante sería Excalibur, que rodamos en Irlanda en 1980. Fue extraordinario, porque tenía a Helen Mirren y Nicol Williamson —que ahora está muerto, que descanse en paz, un actor extraordinario—. Allí estábamos, todos vestidos con armaduras brillantes y a caballo. Era como un sueño hecho realidad, ¿sabes? Contar este mito artúrico, esta historia que tiene miles de años. Había algo ahí.
Y rodarlo en Irlanda fue genial. John Boorman, que era el director, fue un mentor maravilloso para nosotros, para Gabriel Byrne, Ciaran Hinds y para mí... Nos llevaba detrás de la cámara, nos mostraba lo que estaba viendo, daba la razón por la que estaba rodando de esta manera, y explicaba qué hace la cámara, las diferentes formas en que nos iba a filmar".
Pero, a pesar de su buen recuerdo de 'Excalibur', el intérprete no es capaz de quedarse con un rodaje favorito ni una película predilecta. Todas y cada una son especiales, y el motivo no es otro que los equipos involucrados en ellas.
"Siento que todas son especiales. Eso no significa que todas sean grandes películas. Ha habido algunos fallos, pero siempre me llevo algo. Por lo general, se trata del equipo en la mayoría de ellas. Amo a los equipos de filmación, de verdad. He trabajado con algunos actores maravillosos, por supuesto, y eso ha sido genial, pero los equipos de cine, son una raza especial.
Me siento enriquecido, lo digo en serio, cuando estoy en su compañía. Te vuelves muy cercano. Después de ocho semanas, diez semanas, te vas. Nunca digo adiós, siempre digo: 'Nos vemos en el camino'".
Desde luego, hay que querer a este hombre.
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