"Era rígido como un poste, miope como un topo, feo como un piojo": las palabras que afectaron mucho a Van Damme antes de convertirse en icono de acción

Su profesor de kárate no lo tenía claro cuando lo recibió en su tatami, pero pasaría a convertirlo en una de las estrellas mundiales de acción

Con más de sesenta películas a sus espaldas, sería raro si como fan de la acción no te hubieses cruzado en algún momento con Jean Claude Van Damme. El actor belga es uno de los héroes americanos noventeros por excelencia, y su nombre no se queda pequeño con el de otros grandes como Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger. Además de su portento físico y su habilidad para dar con bailes meméticos, otra de las características más notorias de Van Damme siempre ha sido su gran flexibilidad.

Como cuenta el documental ‘Coup sur coup’ del canal Arte de AlloCine, la web hermana de Sensacine, esto no fue siempre así. Con solo 12 años, el actor era muy joven cuando su padre le mandó con un profesor de Kárate "para espabilarlo". Claude Goetz, el profesor, decidió quedarse con él por su potencial, pero no estuvo muy impresionado de primeras: “Era rígido como un poste, miope como un topo, feo como un piojo”.

Una vida dedicada a su físico y a su carrera

Su físico era todo lo que Van Damme conocía. El joven también tomó clases de ballet durante cuatro años. “El ballet es un arte, pero también uno de los deportes más difíciles. Si puedes sobrevivir a un entrenamiento de ballet, puedes sobrevivir el de cualquier otro deporte." Pero el kárate seguía siendo su prioridad, y su maestro estuvo acertado en ver su potencial. Compitió numerosas veces en el equipo nacional y obtuvo hasta 44 victorias y solo dos derrotas. La relación entre ambos llegó a ser tan estrecha que Goetz se convirtió también en su coach durante su carrera en el cine.

Como actor, su vida pasó muchos altibajos, incluidos momentos en los que estaba profundamente arruinado. Van Damme llegó a Los Angeles en los ochenta sin apenas dinero. Aunque había hecho algunos pinitos en producciones menores, no fue hasta los 28 años cuando un Van Damme ya desesperado consiguió su primer papel en la película 'Contacto sangriento', que nunca llegó a estrenarse pero se convirtió aun así en una cinta de culto, y le permitió empezar a mostrar su cuerpo y sus habilidades en la industria. Entre ellas la ya famosa patada voladora.

Cuarenta años más tarde, Van Damme sigue haciendo lo que ama y lo que mejor se le da. Su carrera está llena de clásicos de acción como 'Soldado Universal', 'Blanco Humano' o 'Timecop, policía en el tiempo'. En todo este tiempo Goetz, su profesor, siempre ha estado con él como coach y amigo personal, demostrando que para este actor su vida fuera de las pantallas fue tan importante como la de dentro.

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