Un 16 de enero nacía Harry Carey, cuyo verdadero nombre era Henry DeWitt Carey II. Nacido en el Bronx se le recuerda por ser uno de los actores más activos en el género del western, participando en numerosos cortos y películas entre 1909 y 1948. Como muchos comenzó en el teatro, cosechando un gran éxito con la primera obra que escribió. Terminó en el séptimo arte dando vida a personajes entrañables en muchos casos. El actor John Wayne le rindió un sentido homenaje en la última secuencia de 'Centauros del desierto' ('The Searchers', John Ford, 1956). Fumador empederino, el tabaco acabó con su vida. Era padre del también actor Harry Carey Jr.
Películas imprescindibles para un homenaje: 'Ciudad sin ley' ('Barbary Coast', Howard Hawks y William Wyler, 1935), como uno de los muchos personajes alrededor de la ciudad en la que hay oro; 'Prisionero del odio' ('The Prisoner of Dark Island', John Ford, 1936), como comandante de Fort Jefferson, en una historia sobre el médico que atendió al asesino de Lincoln; 'Almas en el mar' ('Souls at Sea', Henry Hathaway, 1937), por ser el capitán del barco que transporta esclavos; 'Caballero sin espada' ('Mr. Smith Goes to Washington, Frank Capra, 1939), su nominación al Oscar a mejor actor de reparto, como presidente del senado en el que James Stewart hace una declaración antológica; 'Río rojo' ('Red River', Howard Hawks, 1948), la película que Howard Hugues parecía querer destruir, en la que Carey coincidió con su hijo.