De protagonizar uno de los efectos Mandela más célebres del cine moderno a ponernos los pelos como escarpias en una película profética
Pasan los años y el tercer acto de 'Seven' continúa poniéndote los nervios de punta y el estómago del revés. Los niveles de tensión y desconcierto que genera el thriller de David Fincher desde que John Doe decide entregarse en la comisaría hasta que culmina su macabro plan en medio de la nada están sólo al alcance de muy pocos cineastas que abrazan la máxima que reza que "sugerir es mejor que mostrar".
Las dos vidas del melón de Gwyneth
Como intuirás, si he usado esta expresión es porque vamos a detenernos en un elemento concreto que sigue generando conversación casi 30 años después del estreno de la película protagonizada por Brad Pitt y Morgan Freeman, y que se ha convertido en uno de los efectos Mandela más célebres del séptimo arte: la cabeza cercenada de Gwyneth Paltrow y embalada en una caja para la ocasión.
Como ya comentamos en otro texto hace una temporada, Fincher, experto manipulador de la audiencia a través de la cámara y el montaje, se las apañó para que muchos espectadores creyesen haber visto el melón de Tracy en plano durante el clímax de la cinta. Nada más lejos de la realidad, porque el director optó por obviar en todo momento el detalle para centrarse íntegramente en la visceralidad emocional del pasaje.
Esto no quiere decir que, en primera instancia, no se plantease jugar la carta de lo truculento y crear una réplica hiperrealista de la cabeza de Paltrow que terminó cogiendo polvo en algún almacén hasta que Steven Soderbergh decidió reciclarla unos 15 años después. Fue en el profético thriller pandémico 'Contagio', en el que la buena de Gwyneth sufre un destino poco agradable mucho antes de lo esperado, con su personaje, Beth, falleciendo durante los primeros compases del largo.
Una de las prioridades de Soderbergh al dar forma a su obra fue el rigor científico, sometiéndose junto a su guionista Scott Z. Burns a un proceso de documentación que derivó en escenas tratadas con gran meticulosidad como la autopsia de Beth. En ella, para ahorrar a la actriz un pequeño calvario y, de paso, ahorrarse unos cuantos dólares, el realizador y su equipo optaron por recuperar el prop de 'Seven' y darle una segunda vida... o muerte.
Así que sí: has visto la cabeza decapitada de Gwyneth Paltrow, pero no en la película que creías...
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