Si hay algo que caracteriza al actor Colin Farrell es su espíritu rebelde. Un aspirante a futbolista que se decantó por la interpretación y que llegó a Hollywood de la mano de Joel Schumacher para quedarse y forjarse como actor y convertirse en una gran estrella. Colin Farrell es uno de los rostros más demandados del panorama actual por los más importantes productores y realizadores, y su caché actual es uno de los más altos.
Farrell es inconformista, ambicioso y no puede ocultar su marchamo de enfant terrible y dejar numerosas muestras (en su turbulenta vida privada) de ser uno de los chicos malos de Hollywood. Su futuro es muy prometedor y más cuando acaba de recibir numerosos elogios y algún que otro premio por su excelente trabajo en ‘Escondidos en Brujas’. En donde ha mostrado su mejor cara y que esperemos siga haciéndolo. De momento, ha abandonado el alcohol, otro síntoma de que tenemos Colin Farrell para mucho tiempo.
Hoy, día de San Patricio, es buen día para fijarse en una de las estrellas irlandensas actuales más rutilantes. Colin Farrell se ha afianzado en suelo californiano como uno de esos actores de moda, admirado, venerado y de los que dejan su huella por donde pasa. En apenas una década que lleva en la meca del cine, este actor de clásica formación británica (aunque ya con un pasado conflictivo al ser expulsado de una academia de actores en Dublín), con experiencia en el teatro (alabado por Kevin Spacey) y en la televisión (en la serie adolescente ‘Ballykissangel’), fue la apuesta personal de Schumacher para la cinta antibélica ‘Tigerland’, y le devolvió con creces su riesgo con una muy buena interpretación, bordando el papel del inconformista soldado Roland Bozz (quizás algo tenga que ver la similitud con su verdadero espíritu). Tanto que a pesar de no ser su debut cinematográfico, sí supuso su bautismo en el cine norteamericano y empezó a ser bien considerado.
Actor irlandés joven y prometedor que no tardó mucho en forjarse una carrera con sonadas producciones, a la par que dejaba su impronta personal allá por donde transitaba. Una proyección en la vida real de sus personajes rudos, rebeldes, arrogantes que le convirtió en adicto a las altas graduaciones alcohólicas, las fiestas, los escándalos y su aire chulesco de galán infatigable con el que ha ido concatenando numerosas parejas, muchas de ellas tan efímeras como los rodajes, Farrell ha estado a punto de echar al traste su prometedor futuro como actor. Gracias a su propósito de enmienda ha abandonado la adicción al alcohol y se encuentra más recuperado, más sereno, dando muestras de más madurez, aunque sin abandonar su fuerte carácter. Lo cual es de agradecer si se obtiene como resultado un trabajo tan sólido y aplaudido como el que ha realizado en la mencionada ‘Escondidos en Brujas’.
Tras su participación en ‘Tigerland’, su espíritu ambicioso le llevó a aceptar todo tipo de proyectos. Buscó afianzarse en Hollywood y para ello no fue excesivamente selectivo, sembrando su carrera de altibajos, con un devenir irregular en cuanto a resultados artísticos, aunque no así en popularidad y admiración del público, que ha seguido creciendo de forma imparable. Así, trabajó en el western ‘American Outlaws’ y en el drama ‘La guerra de Hart’ sin demasiado brillo y fue elegido por Spielberg para la futurista ‘Minority Report’, que consagraría su nombre.
Sin embargo, volvió a ser Joel Schumacher quien nuevamente creyó en su talento y Farrell le respondió con otro buen trabajo en la efectiva ‘Última llamada’ (aunque se diluyó la inspiración en la tercera colaboración, la desaprovechada ‘Veronica Guerin’). Pero su carrera era ya imparable y sus emolumentos crecían de forma exponencial. Un actor que enamoraba a la taquilla y que era correspondido en sus contratos con cifras astronómicas. Además, dejaba sonados capítulos con sus romances que acaparaban numerosas portadas de la prensa rosa. Un seductor con aire de sinvergüenza y arrogante que parecía poner a sus pies a muchas de sus compañeras de reparto.
Continuó participando en grandes producciones (pero intranscendentes) como ‘Daredevil’ o ‘SWAT’, a pesar de su crecimiento en el universo hollywoodiense, Farrell parecía llamado a más importantes retazos de su capacidad interpretativa y así siempre me lo pareció. Hasta que llegó el anuncio de su participación en la magnánima ‘Alejandro Magno’ de Oliver Stone, que sonaba a un papel a la medida de su ambición, interpretar a Alejandro Magno en una producción de tintes épicos y dirigida por uno de los grandes apuntaba ser todo un bombazo. Sin embargo, el fracaso económico de la cinta y las duras críticas que recibió su trabajo, casi le suponen un derrumbe difícil de superar. Lo que suponía podría ser un punto de inflexión en su carrera se tornó en decepción.
Pronto enmendó el camino y gracias a Woody Allen, recuperó su ascenso y la brillantez de sus papeles en ‘El sueño de Cassandra’, dando nuevas muestras de su talento. Sin embargo, está llamado como gran estrella a participar en blockbusters a los que gusta poner su particular estilo, y así se metió en la piel de Sonny Crochet en la revisión de la serie de televisión ‘Miami Vice’. Un papel a su medida, que explota su lado de tipo duro que encaja adecuadamente en el cine de acción. Sabedor que nada viene llovido del cielo, puso todo su esfuerzo para su papel en ‘El nuevo mundo’, un nuevo título épico del que no salió mal parado y que evidenció su carácter racial.
Su futuro inmediato tras alzarse con el Globo de Oro es halagüeño, con 32 años y un sólido prestigio, además de su propósito de enmienda con el dañino alcohol, pronto lo veremos en títulos muy esperados. De momento, está concluyendo ‘The Imaginarium of Doctor Parnassus’, el regreso del imaginativo Terry Gilliam que contaba con la participación del malogrado Heath Ledger y que ahora tiene problemas de distribución, pero que resulta una cinta de lo más interesante y que esperemos logre finalmente solventar las dificultades y no se retrase su estreno, previsto en principio para el próximo verano. Comparte cartel con Jude Law, Jonnhy Depp (encargado de reemplazar a Ledger), Christopher Plummer y Tom Waits.
También se encuentran en fase de postproducción títulos como ‘Crazy Heart’, sobre la turbulenta vida de un cantante de country protagonizado por Jeff Bridges y el thriller ‘Triage’, una trama de misterio y drama rodada parcialmente en tierras levantinas, comparte cartel con Christopher Lee y la española Paz Vega y donde luce verdaderamente escuálido.