Richard Gere es una estrella de Hollywood conocida y popular, aunque en los últimos años salga poco en grandes estrenos. Si hace unas semanas hablábamos de su etapa en la que fue vetado de la ceremonia de los Óscar durante 20 años, su etapa en la que Hollywood dejó de llamarle puede no tener que ver con su discurso sobre China, sino por las propias consecuencias de su éxito, según ha revelado recientemente.
Un actor encasillado que buscaba otro tipo de proyectos
Tras protagonizar películas de prestigio, nada menos que con Terrence Malick o Paul Schrader su carrera cambió en los años siguientes, cuando sus mayores éxitos comerciales iban a llegar. Sin embargo, recapacitando sobre su carrera, Gere considera que dos de sus películas más populares fueron un error, que explicaría la verdadera razón por la que después ya no le ofrecieron buenos guiones, no por turbias conspiraciones de Hollywood.
El actor, ahora con 74 años, lo reveló en 1993 en una entrevista con la revista Movieline, que recuperó la website Newsner:
"Pretty Woman es algo que nunca habría hecho. Tampoco 'Oficial y caballero'. No tenía ningún interés en esos guiones. En ambos casos fue la misma persona la que llamó a mi puerta. El productor Jeffrey Katzenberg, que trabajó primero en Paramount y luego en Disney, que fue uno de mis primeros amigos aquí y lo sigue siendo".
De hecho, el actor accedió finalmente por intercesión de Julia Roberts:
"Para ser sincero, aún no sabía si iba a hacer la película. Ella estaba al otro lado del escritorio, nos estamos conociendo, estábamos coqueteando, siendo simpáticos, y el director Garry Marshall llamó y fue algo así como: '¿Cómo va todo? Y yo digo: 'Sí, sí', y ella cogió un trozo de papel. Le dio la vuelta y me lo pasó. Decía: 'Por favor, di que sí'. Era tan dulce. Y yo decía (haciendo mímica de hablar por teléfono): Acabo de decir que sí".
Éxito y condena
Sin embargo, la decisión le llevaría a un tortuoso camino para hacer las películas que él realmente quería haber hecho, quedando de alguna manera encasillado en su imagen de sex symbol elegante, un poco la respuesta "limpita" al éxito de Mickey Rourke:
"Tuve que arrastrarme para conseguir ofertas. En la época de Pretty Woman, llevaba un tiempo fuera de juego. Había dicho conscientemente: 'Voy a hacer otras cosas'. Pero había arruinado mi carrera hasta el punto de que casi nadie me decía: 'Que Gere haga esto'. Tuve que rebajarme un poco para que me ofrecieran guiones".
Gere, que ha estrenado en el Festival de Cannes su nueva película, 'Oh, Canadá', precisamente con Paul Schrader, tras 40 años desde su primer encuentro, no guarda rencor a Garry Marshall o, Julia Roberts con quienes volvió a trabajar nueve años después en la comedia romántica 'Novia a la fuga', pero reconoce las dificultades a las que tuvo que hacer frente:
"Pretty Woman fue una decisión mercantil, no una decisión del alma, lo pasé muy bien haciéndola, probablemente debido a la falta de presión por hacer algo importante, pero por ejemplo, hacer 'Internal Affairs' en 1990 fue una decisión muy difícil para mí porque podría haber salido una mierda. Por suerte, resultó ser una de mis películas favoritas y también una de mis mejores experiencias".
En cuanto a la película en sí, tiene una opinión un poco más extrema, una reflexión sobre el "lavado" de los yuppies de Wall Street, los tiburones capitalistas a los que el actor se refiere como "esos tipos":
"La gente me pregunta por esa película, pero la he olvidado. Era una comedia romántica tonta. Hizo que esos tipos parecieran apuestos, lo que estaba muy mal, afortunadamente, ,hoy en día, todos somos más escépticos con esos tipos".
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